Primero de Enoc (Enoc Etiópico)

Los Seudoepigráficos

Primero de Enoc (Enoc Etiópico)

El seudoepigráfico Primero de Enoc (Enoc Etiópico) es una compilación de las obras de varios autores fariseos, y parte se escribió en hebreo y parte en arameo.  Esta obra apocalíptica es conocida también como 1 Enoc y como Enoc Etiópico porque se ha preservado completamente sólo en etíope, aunque entre los Manuscritos del Mar Muerto se han encontrado fragmentos en hebreo y arameo.

Chester Beatty XII, Greek manuscript of the Book of Enoch, 4th century

P. Chester Beatty XII, hoja 3, actualmente en la universidad de Michigan.

Es el más largo de los seudoepigráficos, y el más importante de los apocalipsis no canónicos proveniente de los siglos II y I a.C.  Consiste en una serie de revelaciones adjudicadas a Enoc concerniente al origen del mal, la naturaleza y el destino de los ángeles;  también incluye temas escatológicos como el juicio, la resurrección y la naturaleza de la Gehenna y el Paraíso.

Después de una introducción que describe el propósito del libro y el viaje de Enoc a los cielos, la 1ª obvia división (caps. 6-36) rastrea el mal hasta los ángeles caídos y su relación carnal con las hijas de los hombres. Los caps. 37-71 contiene las Tres Similitudes de Enoc, el 1º de los cuales trata, entre otras cosas, del futuro reino de Dios (caps. 37-44).  En la 2ª de estas similitudes (caps.  45-57) presenta al superhumano “Hijo del Hombre”, quien viene a la tierra como Mesías.  Muchos eruditos sostienen que estas porciones del “Hijo del Hombre” tuvieron mucha influencia sobre los Evangelios del Nuevo Testamento.  En la 3ª similitud se describe la gloria del Mesías y su reinado sobre los reyes de la tierra (cps 58-69). Sin embargo, la ausencia en los Rollos del Mar Muerto de la 2ª sección de Enoc, que contiene las Similitudes, parece indicar que son de origen tardío, y que deben ser atribuidas a un judío o a un cristiano de los siglos I y II d.C. Los caps. 72-82 hablan de las luminarias celestiales.  Le siguen 2 sueños-visiones (caps. 83-90): uno trata del diluvio; el otro, de la historia del mundo hasta la cimentación del reino mesiánico.  Lo que sigue de la obra contiene las exhortaciones de Enoc, el Apocalipsis de las Semanas -el cual divide al mundo en 10 períodos- y, finalmente, algunos apéndices y agregados misceláneos (caps. 91-105).

De particular interés son sus enseñanzas acerca del reino venidero y la vida futura. Aparentemente declara que el gobernante trascendental de ese reino estuvo escondido con Dios desde antes de la creación del mundo (cap. 46: 1-2; 48: 6; 62: 7). Varios títulos que se dan a este gobernante se aplican a Jesús en el Nuevo Testamento. Es llamado “Su [de Dios] Ungido [o Mesías]” (cap. 52:4); “el justo” (cap. 38: 2; cf. Hechos 3: 14); “el Elegido” (1 Enoc 40: 5; 45:3-4; cf. Lucas 23: 35); y “el Hijo del Hombre” (1 Enoc 46: 3-4; 62: 5).
 
Las diversas partes de Primero de Enoc – escritas por diferentes autores – indican que existían varios puntos de vista entre los judíos del siglo I a. C. en cuanto al reino mesiánico. Los cap. 1-36 enseñan que ese reino existirá eternamente en la tierra después del juicio final; los cap. 37-71, que perdurará por la eternidad en la tierra y en el cielo, y que comenzará con el juicio final; y en los cap. 91-104 se enseña que el reino mesiánico será transitorio, estará en la tierra y será seguido por el juicio final.
 
También se da importancia a Azazel, identificado como el que “ha enseñado toda injusticia en la tierra y ha revelado los secretos eternos que estaban (guardados) en el cielo, los cuales los hombres se esforzaban por conocer” (cap. 9:6).
 
El juicio final de Azazel se declara con estas palabras: “El Señor dijo a Rafael: ‘Ata a Azazel de pies y manos, y échalo a las tinieblas; haz una abertura en el desierto, el que está en Dudael, y échalo ahí dentro. . . Y en el día del gran juicio será echado en el fuego. . . Toda la tierra ha sido corrompida por las obras que enseñó Azazel; atribúyele a él todos los pecados’ ” (cap. 10: 4-8).
 
Aunque la identificación de Azazel con Satanás no se puede probar por la autoridad del libro de Enoc, su nombre aquí muestra lo que entendían los judíos acerca de Azazel en el siglo I a. C.
 
Primero de Enoc señala el fermento del pensamiento escatológico que predominaba en ciertos sectores del judaísmo precisamente antes del período del Nuevo Testamento y durante él.
La referencia que hace Judas de Enoc y la cita de la profecía de ese patriarca (Judas 1:14, 15), han sido objeto de muchos comentarios. Los comentadores concuerdan generalmente en que el libro seudoepigráfico Primero de Enoc circulaba entre los judíos a mediados del siglo I a. C. . En el cap. 1:9 de ese libro dice lo siguiente: “¡Y he aquí! El viene con diez mil de sus santos para ejecutar juicio sobre todos y para destruir a todos los impíos; y para convencer de culpabilidad a toda carne de todas las obras de su impiedad que han cometido impíamente, y de todas las cosas duras que los impíos pecadores han hablado contra El” (R. H. Charles, The Apocrypha and Pseudepigrapha of the Old Testament, t. 2, p. 189).
Por lo común se cree que Judas citó de esta obra no canónica, aunque algunos sostienen que en realidad fue a la inversa. Si Judas citó de Primero de Enoc fue porque el Espíritu Santo lo indujo a hacerlo.
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