El arameo bíblico

LOS IDIOMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

II – El arameo

El arameo bíblico

Unos pocos capítulos de los libros de Esdras (capítulos   4:8 a 6:18; 7:12-26) y Daniel (capítulos  2:4 a 7:28), un versículo de Jeremías (capítulo 10:11) y una palabra en el Génesis (capítulo 31:47)* no fueron escritos en hebreo antiguo sino en arameo.

El arameo se parece al hebreo más o menos en la misma forma como el castellano se parece al portugués. Con todo, las diferencias entre el arameo y el hebreo no son dialectales, y se consideran como dos idiomas separados.

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* “Y lo llamó Labán, Jegar Sahaduta; y lo llamó Jacob, Galaad.” (Génesis 31:47).

Ambos nombres, uno arameo y el otro hebreo, tienen prácticamente el mismo significado, “montón del testimonio”. El que las más remotas inscripciones aramaicas no bíblicas conocidas no se remonten al tiempo de Jacob, sino a un período posterior, no prueba que no existiera el arameo en el siglo XVII AC.  La más antigua evidencia fuera de la Biblia de la existencia de un idioma tal consiste en ciertas palabras arameas encontradas en las tablillas cuneiformes alfabéticas de la antigua Ugarit de Siria, que datan del siglo XV AC. En consecuencia, nuestra Biblia contiene las más antiguas palabras arameas auténticas que se conozcan. Cada uno de los dos hombres le dio a ese recordativo un nombre en su propio idioma, con idéntico significado. Puesto que la región más tarde llegó a ser posesión de Israel, se le aplicó el nombre hebreo Galaad. Esto incluye no sólo las inmediaciones del monte Galaad mismo sino toda la región montañosa al este del Jordán entre los ríos Yarmuk y Jaboc.

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