Las Santas Escrituras deben ser aceptadas como dotadas de autoridad absoluta y como revelación infalible de su voluntad. Texto Biblico, The Holy Scriptures, Textos Bíblicos, Bíblia, Estudo da Bíblia, Palavra de Deus.
El Relato de Ahikar es una novela ubicada en tiempos de Senaquerib, rey de Asiria.
Ahikar, ministro de Senaquerib, es acusado falsamente por su sobrino Nadán de que él tenía la intención de tomar el trono para sí. Furioso, el rey ordenó inmediatamente el arresto de Ahikar y lo condena a muerte. Pero como Ahikar una vez había salvado de la muerte al verdugo, éste mata a un criminal en lugar de Ahikar, quien huye a Egipto.
Cuando Senaquerib supo que estaba vivo, lo hizo volver; y cuando Ahikar regresa, pide que se castigue a Nadán, el cual es condenado a morir de hambre en una prisión.
El libro de los Salmos de Salomón es una colección de 18 salmos, existentes en griego -en la Septuaginta-, que describen la justicia de Israel en comparación con las naciones circunvecinas.
Se describen dos clases de judíos: los justos, a los cuales pertenece el autor; y los injustos, que son profanos y agradan a los hombres.
Los Salmos de Salomón fueron escritos originalmente en hebreo, quizá a mediados del siglo I a. C.
Pirqe Aboth “Dichos de los padres”, opúsculo noveno de Seder Nezikin. Una colección de máximas morales y religiosas expresadas por los más famosos eruditos judíos durante un período de varios siglos desde alrededor de 200 a. C. hasta 200 d. C.
Pirqe Aboth (Dichos de los padres) se compone de seis capítulos. Comienza con una orden de transmisión de la Tradición Oral: Moisés recibe la Torah en el Monte Sinaí y luego la transmite a través de varias generaciones hasta que finalmente llega a la Gran Asamblea, es decir, a los Rabinos (1:1)*.
Ellos creían que la justicia de Dios se revela en la misma forma en que se manifiesta la justicia en un tribunal terrenal: recompensa de paz y felicidad para el observador de la ley, y castigo para el violador de sus preceptos.
En realidad usaban la palabra Torah – ley o instrucción – como un término aplicable a Dios. Esta obra está incluida en la Mishnah.
Los Seudoepigráficos son un conjunto de literatura judía que data de los siglos inmediatamente precedentes y siguientes al comienzo de la era cristiana.
La palabra “seudoepigráficos” significa literalmente “escritos que llevan un título falso”, “titulados falsamente” y procede de la práctica de intentar de investir de autoridad a ciertas obras literarias por atribuirles el nombre de algún personaje bíblico notable antes que el nombre del verdadero autor.
No todos los libros clasificados bajo esta categoría son seudónimos, y algunos de los libros seudónimos de este período son incluidos entre los apócrifos (Sabiduría, Baruc, Epístola de Jeremías, etc.).
Los libros seudoepigráficos son de la misma época de los apócrifos y similares a éstos en muchos sentidos; pero no han sido aceptados como canónicos ni por los judíos ni por ninguna iglesia cristiana.
Los autores católicos clasifican estas obras como apócrifas.
Segundo de Baruc -o Apocalipsis de Baruc- es una compilación de varias obras. Describe la captura de Jerusalén por los babilonios (586 a, C.) e intenta justificar los caminos de Dios en su trato con Israel. También se lo conoce como el “Baruc siríaco” por haberse preservado en un único manuscrito en esa lengua de su versión griega.
En él se declara que el hombre puede cumplir la ley, y que los justos son salvados por sus obras.
Enseña que el reino mesiánico se establecerá pronto, y que entonces Israel será un imperio mundial con Jerusalén como su capital.
Este libro probablemente fue escrito en la última mitad del siglo I d. C. o después.
Segundo de Enoc, también llamado “Enoc Eslavo” o “Libro de los secretos de Enoc”. Se lo llama Enoc eslavo porque, aunque fue escrito en griego (probablemente cerca del siglo I d.C.), ha sobrevivido sólo la versión eslava. En algunos puntos es similar conPrimero de Enoc (Etiópico)y quizá conserve elementos del antiguo pensamiento mesiánico judío.
Describe la visita guiada de Enoc por los 7 cielos y los registros de las revelaciones que recibió de boca de los ángeles que le hablaron por espacio de 30 días y 30 noches, y, finalmente, sus exhortaciones e instrucciones para su hijo antes de su traslación.
Es similar en muchos puntos con la literatura cristiana más antigua, lo que podría deberse a citas de Segundo Enoc empleadas por algunos padres de la iglesia, o a elementos de Enoc tomados de ellos, lo cual depende de la fecha cuando se compuso esta obra. Un grupo de eruditos sitúa Segundo Enoc en el siglo I d. C., en tanto que otros lo hacen antes del siglo VII.
El seudoepigráfico Primero de Enoc (Enoc Etiópico) es una compilación de las obras de varios autores fariseos, y parte se escribió en hebreo y parte en arameo. Esta obra apocalíptica es conocida también como 1 Enoc y como Enoc Etiópico porque se ha preservado completamente sólo en etíope, aunque entre los Manuscritos del Mar Muerto se han encontrado fragmentos en hebreo y arameo.
P. Chester Beatty XII, hoja 3, actualmente en la universidad de Michigan.
Es el más largo de los seudoepigráficos, y el más importante de los apocalipsis no canónicos proveniente de los siglos II y I a.C. Consiste en una serie de revelaciones adjudicadas a Enoc concerniente al origen del mal, la naturaleza y el destino de los ángeles; también incluye temas escatológicos como el juicio, la resurrección y la naturaleza de la Gehenna y el Paraíso.
Después de una introducción que describe el propósito del libro y el viaje de Enoc a los cielos, la 1ª obvia división (caps. 6-36) rastrea el mal hasta los ángeles caídos y su relación carnal con las hijas de los hombres. Los caps. 37-71 contiene las Tres Similitudes de Enoc, el 1º de los cuales trata, entre otras cosas, del futuro reino de Dios (caps. 37-44). En la 2ª de estas similitudes (caps. 45-57) presenta al superhumano “Hijo del Hombre”, quien viene a la tierra como Mesías. Muchos eruditos sostienen que estas porciones del “Hijo del Hombre” tuvieron mucha influencia sobre los Evangelios del Nuevo Testamento. En la 3ª similitud se describe la gloria del Mesías y su reinado sobre los reyes de la tierra (cps 58-69). Sin embargo, la ausencia en los Rollos del Mar Muerto de la 2ª sección de Enoc, que contiene las Similitudes, parece indicar que son de origen tardío, y que deben ser atribuidas a un judío o a un cristiano de los siglos I y II d.C. Los caps. 72-82 hablan de las luminarias celestiales. Le siguen 2 sueños-visiones (caps. 83-90): uno trata del diluvio; el otro, de la historia del mundo hasta la cimentación del reino mesiánico. Lo que sigue de la obra contiene las exhortaciones de Enoc, el Apocalipsis de las Semanas -el cual divide al mundo en 10 períodos- y, finalmente, algunos apéndices y agregados misceláneos (caps. 91-105).
De particular interés son sus enseñanzas acerca del reino venidero y la vida futura. Aparentemente declara que el gobernante trascendental de ese reino estuvo escondido con Dios desde antes de la creación del mundo (cap. 46: 1-2; 48: 6; 62: 7). Varios títulos que se dan a este gobernante se aplican a Jesús en el Nuevo Testamento. Es llamado “Su [de Dios] Ungido [o Mesías]” (cap. 52:4); “el justo” (cap. 38: 2; cf. Hechos 3: 14); “el Elegido” (1 Enoc 40: 5; 45:3-4; cf. Lucas 23: 35); y “el Hijo del Hombre” (1 Enoc 46: 3-4; 62: 5).
Las diversas partes de Primero de Enoc – escritas por diferentes autores – indican que existían varios puntos de vista entre los judíos del siglo I a. C. en cuanto al reino mesiánico. Los cap. 1-36 enseñan que ese reino existirá eternamente en la tierra después del juicio final; los cap. 37-71, que perdurará por la eternidad en la tierra y en el cielo, y que comenzará con el juicio final; y en los cap. 91-104 se enseña que el reino mesiánico será transitorio, estará en la tierra y será seguido por el juicio final.
También se da importancia a Azazel, identificado como el que “ha enseñado toda injusticia en la tierra y ha revelado los secretos eternos que estaban (guardados) en el cielo, los cuales los hombres se esforzaban por conocer” (cap. 9:6).
El juicio final de Azazel se declara con estas palabras: “El Señor dijo a Rafael: ‘Ata a Azazel de pies y manos, y échalo a las tinieblas; haz una abertura en el desierto, el que está en Dudael, y échalo ahí dentro. . . Y en el día del gran juicio será echado en el fuego. . . Toda la tierra ha sido corrompida por las obras que enseñó Azazel; atribúyele a él todos los pecados’ ” (cap. 10: 4-8).
Aunque la identificación de Azazel con Satanás no se puede probar por la autoridad del libro de Enoc, su nombre aquí muestra lo que entendían los judíos acerca de Azazel en el siglo I a. C.
Primero de Enoc señala el fermento del pensamiento escatológico que predominaba en ciertos sectores del judaísmo precisamente antes del período del Nuevo Testamento y durante él.
La referencia que hace Judas de Enoc y la cita de la profecía de ese patriarca (Judas 1:14, 15), han sido objeto de muchos comentarios. Los comentadores concuerdan generalmente en que el libroseudoepigráficoPrimero de Enoc circulaba entre los judíos a mediados del siglo I a. C. . En el cap. 1:9 de ese libro dice lo siguiente: “¡Y he aquí! El viene con diez mil de sus santos para ejecutar juicio sobre todos y para destruir a todos los impíos; y para convencer de culpabilidad a toda carne de todas las obras de su impiedad que han cometido impíamente, y de todas las cosas duras que los impíos pecadores han hablado contra El” (R. H. Charles, The Apocrypha and Pseudepigrapha of the Old Testament, t. 2, p. 189).
Por lo común se cree que Judas citó de esta obra no canónica, aunque algunos sostienen que en realidad fue a la inversa. Si Judas citó de Primero de Enoc fue porque el Espíritu Santo lo indujo a hacerlo.
El nombre Jubileos se deriva de su método de fechar los eventos de acuerdo con los jubileos de cada 49 años con sus subdivisiones. Aparenta ser una revelación dada por “el ángel de la presencia” a Moisés en el Sinaí (caps. 1:29; 2:1).
Fue escrito en hebreo (pero sobrevivió en la forma etiópica de una traducción griega) indudablemente por un fariseo o esenio durante la segunda mitad del siglo II a. C., aunque se han sugerido fechas tanto anteriores como posteriores a ésta.
El libro de Jubileos fue conocido también por otros nombres: “El Pequeño Génesis” (El epíteto “pequeño” no se refiere a la extensión del libro, ya que es más grande que el Génesis canónico, sino a su carácter), “Apocalipsis de Moisés”, “Vida de Adán”.
Es un extenso comentario de Génesis y Éxodo 1-12 escrito con un enfoque legalista. Es de particular interés su enseñanza acerca del reino mesiánico venidero, que es concebido como una evolución gradual hasta que el hombre y la naturaleza alcancen la perfección, la felicidad y la paz. Los hombres alcanzarán entonces a vivir mil años, y cuando mueran, sus espíritus entrarán en un estado de eterna bienaventuranza. Se descubrió un fragmento de esta obra entre los manuscritos del mar Muerto en la caverna I de Qumrán.
Cuarto de los Macabeos, como Tercero de los Macabeos, también está incluido en algunos manuscritos de la Septuaginta (LXX), pero no es aceptado por la Iglesia Católica. Consta de 18 capítulos.
Tratado filosófico griego probablemente escrito entre el 63 a.C. y el 38 d.C.
De acuerdo con este libro, las pasiones son implantadas por Dios y no deben ser desarraigadas sino dirigidas. Logran mejor la rectitud, la justicia, el valor y la temperancia los que han sido instruidos por la Torah.
Consta sólo de siete capítulos. Está incluido en algunos manuscritos importantes de la Septuaginta (LXX) y es estimado favorablemente por la iglesia siríaca.
Relata minuciosamente la victoria de Tolomeo IV Filopátor sobre Antíoco Magno en la batalla de Rafia (217 a. C.), el intento frustrado de entrar al templo de Jerusalén con el subsecuente desbaratamiento milagroso de sus planes de masacrar a los judíos de Alejandría. Fue escrito en griego no más tarde que el 100 a.C.
Tercero de los Macabeos fue escrito indudablemente para mostrar cómo Dios liberó milagrosamente a la nación judía en un tiempo de ambiciones personales e intrigas internacionales.