Las Santas Escrituras deben ser aceptadas como dotadas de autoridad absoluta y como revelación infalible de su voluntad. Texto Biblico, The Holy Scriptures, Textos Bíblicos, Bíblia, Estudo da Bíblia, Palavra de Deus.
Añadiduras (o Adiciones) al libro de Ester consiste de seis pasajes, con un total de 107 versículos, insertados por judíos piadosos de Egipto, en diversos lugares en la versión griega del libro canónico de Ester, durante el siglo I a. C.
Estas añadiduras parece que fueron hechas para reforzar el impacto religioso del libro de Ester. Como este libro canónico no contiene el nombre de Dios, se piensa que el motivo de estas adiciones fue el deseo de añadirlo. Pero las añadiduras introdujeron discrepancias y contradicciones en el texto.
Incluyen un sueño de Mardoqueo en el que tuvo un presentimiento de la amenaza que se avecinaba a los judíos, las oraciones de Mardoqueo y de Ester cuando supieron el decreto de Amán, y una melodramática descripción de la audiencia concedida por Asuero a Ester.
Añadiduras:
1. Sueño de Mardoqueo y descubrimiento de un complot contra el rey Artajerjes / Asuero. Vulgata 11:2-12:6.
2. Edicto contra los judíos – Vulgata 13:1-7.
3. Oración de Mardoqueo y Ester – Vulgata 13:8-14:19.
4. Ester ante el rey – Vulgata 15:1-19.
5. El nuevo Edicto – Vulgata 16:1-24.
6. Interpretación del sueño de Mardoqueo – Vulgata 10:4-11:1.
El libro apócrifo de Judit es un emocionante romance religioso que deriva su nombre de la heroína, una viuda judía, rica y hermosa. Fue escrito originalmente en hebreo aproximadamente en 150 a.C.
Cuenta acerca del rey asirio Nabucodonosor – completamente desconocido para la historia, quien, según se dice, reina sobre Nínive – quien derrota a Arfaxad, rey de los medos en Ecbatana.
Luego envía a su comandante en jefe, Holofernes, para castigar a los judíos, único pueblo que se atreve a desafiarlo en el oeste al rehusar prestarle ayuda en la conquista de los medos. De acuerdo con el libro, recientemente habían regresado de su cautividad.
Cuando Holofernes sitia la ciudad de Betulia, Judit se propuso liberar la ciudad. Entró en el campamento de Holofernes, ganó su confianza haciéndole creer que era una refugiada que huía de los judíos y que le comunicaría el secreto para vencerlos. Pero después de un banquete en el que se embriagó Holofernes, ella entró en su dormitorio y le cortó la cabeza con su propia espada.
Esto animó tanto a los judíos que hicieron huir a los asirios en fuga desordenada.
(Los eruditos no católicos por lo general sitúan la redacción de Judit en Palestina, a mediados del siglo II a. C., y consideran que este libro es un relato patriótico pero novelesco que tuvo el propósito de despertar el fervor nacionalista durante las guerras de los Macabeos contra Antíoco Epífanes).
El libro apócrifo Tobías es una obra de ficción piadosa. Tal vez fue escrita en arameo por un judío de la diáspora aproximadamente en 200 a.C.
Es un relato de aventuras que gira alrededor de Tobit, un pretendido judío cautivo en Asiria, y su hijo Tobías; su propósito es presentar elevados principios morales.
Aunque Tobit es un hombre devoto que ayuda a los pobres, sufre las burlas de sus vecinos y es herido de ceguera (caps. 1 y 2).
Una disputa con su esposa lo desanima tanto que ora pidiendo la muerte.
Al mismo tiempo, en Ecbatana de Media, una viuda virgen llamada Sara, que se ha casado con 7 hombres sucesivamente – cada uno de los cuales muere asesinado en la noche de bodas por un demonio llamado Asmodeo-, ora también pidiendo la muerte, o que se le dé un respiro de las burlas y falsas acusaciones.
La oración de ambos es escuchada y el ángel Rafael es enviado para darles ayuda (cap. 3).
Simulando ser un hombre llamado Azarías, se convierte en el guía que lleva a Tobías hasta Media para recoger 10 talentos de plata dejados allí por Tobit (caps. 4 y 5).
Al llegar al río Tigris, Tobías, por indicación de Rafael, pesca un gran pez (cap. 6) cuyas entrañas son efectivas para ahuyentar al demonio Asmodeo y curar la ceguera de Tobit.
El éxito corona el viaje. Tobías consigue el dinero y se casa con Sara, quien, de acuerdo con el ángel, estaba destinada para él desde la eternidad (caps. 7-9).
El regreso a Nínive es un evento gozoso para la familia entera y para los habitantes de la ciudad. Tobit es sanado de su ceguera y da la bienvenida a su nuera, y luego ofrece alabanzas y bendice a Dios (caps. 10-14).
Primero de Esdras a veces es llamado el “Esdras griego”. En la Vulgata latina, Esdras y Nehemías tienen el título de 1 y 2 Esdras, y este libro apócrifo se conoce como 3 Esdras. Lo omiten la Biblia de Jerusalén (BJ) y demás Biblias actuales autorizadas por la Iglesia Católica. La parte más extensa de este libro consiste de elementos que también se encuentran en 2 Crónicas, Esdras y Nehemías.
Este libro fue compuesto originalmente a comienzos del siglo II a.C. probablemente en hebreo. A mediados de ese siglo fue traducido al griego tal vez por un judío egipcio.
Primero de Esdras ofrece un informe independiente del período cubierto por porciones de 2 Crónicas., Esdras y Nehemías, y comienza con la celebración de la Pascua durante el reinado de Josías (621 a.C.) y se extiende hasta la lectura del libro de la ley por Esdras, el escriba (444 a.C.).
Con frecuencia no es coherente con las fuentes canónicas y consigo mismo; por ello, a menudo se lo describe como ficción histórica. Ni los católicos ni los protestantes lo aceptan como canónico.
Se lo conoce más por su informe de una prueba de ingenio entre 3 miembros de la guardia personal del rey Darío I, quienes buscan la mejor respuesta a la pregunta: “¿Qué es lo más fuerte del mundo?” (1 Esdras 3:5-4:63).
El 1º afirmó: “El vino es lo más fuerte”. El 2º dijo: “El rey es lo más fuerte”. Pero el 3º, que se sugiere fue Zorobabel, declaró: “Las mujeres son lo más fuerte, pero la verdad vence a todo lo demás”.
Ante esta respuesta, la gente aplaudió y gritó: “Grande es la verdad, lo más fuerte de todo” (4:41).
La narración describe este evento como la oportunidad que aprovechó Zorobabel para obtener el decreto de Darío para continuar con la reconstrucción del templo de Jerusalén (vers. 43-57).
“Apócrifos” se refiere en griego a las cosas que están “ocultas”¹ y denota a aquellos libros que aparecieron al margen del canon., ya sea del AT o del NT. Los eruditos han sugerido que cuando este vocablo fue aplicado al principio a ciertos libros religiosos, se hizo así para indicar que no debían estar al alcance del público en general debido a que su mensaje era de una naturaleza misteriosa, que sólo debía presentarse a los iniciados.
Para los protestantes actuales, el término apócrifos comprende los libros del período del Antiguo Testamento que estuvieron incluidos en la Septuaginta (LXX)², pero que no fueron aceptados como parte de las Escrituras por los judíos de Palestina, ni fueron incluidos en el canon hebreo del Antiguo Testamento.
Los libros apócrifos por regla general no son aceptados por los protestantes, y por eso no se incluyen en sus ediciones actuales de la Biblia; pero sí son considerados como deuterocanónicos³ por los católicos romanos y ortodoxos, y suelen aparecer en las Biblias católicas.
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¹La palabra “apócrifo” del griego ἀπόκρυφος [apókruphos]) significa “escondido”, “secreto”, “oculto”, “de origen desconocido”. Como los gnósticos y otras sectas heréticas afirmaban que sus creencias particulares estaban fundadas en escritos “apócrifos” (secretos) que los Padres de la iglesia, como por ejemplo Melitón de Sardis, siglo II; Orígenes, c. 185-253; Atanasio, c. 296-373; Anfiloquio, c. 339-c.394; Rufino, c. 345-?; Jerónimo, c. 340-420, consideraban espurios (falsos), entre éstos el término “apócrifo” llegó a significar espurio. Y fue Jerónimo, traductor de la Vulgata, quien, en el Prologus Galeatus de su famosa versión de la Biblia aplicó por primera vez el nombre de “apócrifos” a los libros que no encontró en el canon hebreo de las Sagradas Escrituras.
Hay otros doctores de la iglesia que no aceptaron los libros apócrifos, entre los cuales los siguientes: Hilario de Poitiers, c. 315-c. 367; el papa Gregorio I (Magno), c. 540-604; Beda, llamado “el Venerable”, 672-735; Hugo de San Víctor, ?- 1141; Ricardo de San Víctor, ?- 1173; Tomás de Aquino, c. 1225-1274; Nicolás de Lira, c. 1270-c. 1349; y otros. La Iglesia Católica finalmente los aceptó en el Concilio de Trento (1545-1563). Esta aceptación distó mucho de ser unánime, pues las discusiones sobre el tema fueron intensas y prolongadas.
(1) Marcos 4:22
Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz.
(2) Lucas 8:17
Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz.
(3) Colosenses 2:3
En quien están escondidostodos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.
² La evidencia de la Septuaginta (LXX) que incluye los libros apócrifos es muy tardía, porque la mayoría de los manuscritos griegos que incluyen los libros apócrifos del AT se remontan a los siglos IV o V de nuestra era. Por eso, no proporcionan una perspectiva fiable del canon de la Septuaginta (LXX) durante la época de la iglesia primitiva (apostólica).
³ Literalmente, “de segunda inspiración”, o “de inspiración posterior”.
Los cuatro siglos de historia judía desde la conquista de Alejandro Magno (332 a. C.) hasta la destrucción del templo de Jerusalén (70 d.C.) fueron un período de considerable actividad religiosa, política e intelectual. No es, pues, sorprendente que también se caracterizaran por un notable conjunto de producciones literarias, muchas de las cuales aún existen.
Esas obras son de naturaleza religiosa, pues la religión estaba entretejida en todos los aspectos de la vida judía. Al mismo tiempo reflejan acentuadamente las tendencias políticas e intelectuales de ese tiempo.
La literatura de este período está constituida por:
(1) Libros conocidos como “apócrifos” y “seudoepigráficos”, que consisten de literatura sapiencial, relatos patrióticos, hechos históricos y obras apocalípticas;
(2) los escritos de la comunidad de Qumrán (probablemente esenios), la mayoría de los cuales provienen de las cuevas descubiertas cerca de mar Muerto;
(3) los tratados alegóricos de Filón de Alejandría, el teólogo-filósofo helenístico;
(4) las obras de Josefo.
Después de la destrucción del templo, y más aún después de que fue sofocada la revolución encabezada por Simón Barcoquebas (132-135 d. C.), la vida y el pensamiento de los judíos experimentaron profundos cambios.
Como habían terminado tanto el ritual del templo como su existencia como entidad política, los judíos concentraron sus energías intelectuales en un esfuerzo para no ser absorbidos cultural y racialmente por el mundo gentil; y lo hicieron dando énfasis a los aspectos legales de su vida religiosa y ocupándose minuciosamente en ellos, tendencia que ya tenía una larga historia, especialmente entre los fariseos.
Si bien es cierto que al principio sus disposiciones legales fueron preservadas mayormente mediante la tradición oral, desde comienzos del siglo II tomaron una forma literaria definida, y en el siglo VI ya se habían convertido en lo que ahora se conoce como el Talmud, la compilación tradicional de la ley judía.
Junto con el Talmud surgió un extenso comentario tradicional judío de las Escrituras conocido como el Midrash (o Midrás). Una buena parte de esto resultó de la exposición del Antiguo Testamento en las sinagogas. La literatura proveniente del Midrash no alcanzó su forma final hasta aproximadamente el año 1000.
Se tratará brevemente cada uno de estos tipos de antigua literatura judía.
Entre los Rollos del Mar Muerto se encontró numerosa literatura, fragmentos de textos no bíblicos; sin embargo, sólo unos pocos están relativamente completos. Aunque estos manuscritos no proporcionan demasiada información histórica, describen la vida y las creencias de quienes vivían en Qumrán, y son por lo tanto, de gran importancia para comprender el pensamiento religioso de los tiempos de Jesús. Los principales documentos encontrados y publicados pueden dividirse de la siguiente manera:
Comentarios bíblicos
En la cueva número uno se encontró una copia casi completa de un comentario sobre los dos primeros capítulos de Habacuc. También se han conservado fragmentos de comentarios sobre Salmos, Isaías, Nahúm y Miqueas. Estas dos obras muestran un tipo especial de interpretación bíblica en la cual se aplican las palabras de los profetas a la secta y los tiempos en los cuales ésta floreció. Con frecuencia se denomina “Maestro de justicia” a su dirigente, y “Sacerdote impío” a su principal antagonista. Los caldeos de Habacuc 1:6 son denominados quitim, y se insinúa que son los romanos. Además de los comentarios de libros bíblicos han aparecido colecciones (florilegios) de pasajes bíblicos con sus correspondientes comentarios.
Un manuscrito bien conservado, comúnmente llamado Manual de disciplina, contiene reglamentos de vida y conducta para los miembros de la secta. Se ve que debían vivir en estricta obediencia a la ley de Moisés. Estas reglas señalan claramente que la secta de Qumrán es la misma que aparece en el Documento de Damasco. El Manual de disciplina presenta una sociedad religiosa bajo un gobierno democrático, con dirigentes escogidos por votación. No existía la propiedad privada. El dinero era guardado y gastado por el dirigente máximo en beneficio de la comunidad. En el Manual se señalan diferentes pecados y el castigo que merecían: estaba prohibido hacer declaraciones falsas o necias, calumniar o dañar a un vecino, interrumpir el discurso de otro, o dormir durante una reunión de la comunidad. El Manual de disciplina concluye con un himno. Un fragmento de dos columnas de otro documento menciona mujeres y niños, por lo cual puede deducirse que, por lo menos, algunos de los esenios se casaban.
Este documento fue llamado por el profesor E. L. Sukenik, “Una guerra de los hijos de la luz contra los hijos de las tinieblas”. Describe la guerra que los miembros de la secta de Qumrán tenían que pelear contra el mundo impío. Se bosquejan las reglas que gobernarían esta guerra y se presentan los himnos que debían cantarse una vez que se conquistara la victoria.
Es una colección de unos 40 cánticos espirituales, compuestos de frases de Isaías, Jeremías y Job, pero que muestran una estrecha relación con los salmos canónicos. Su autor, posiblemente el “Maestro de justicia“, aparece como un hombre perseguido, consciente de sus pecados, pero a la vez confiado de que está lleno del Espíritu Santo, y de que le han sido revelados los secretos de Dios para capacitarlo como dirigente de sus seguidores.
Apócrifos y seudoepigráficos
Entre los documentos apócrifos se han encontrado copias fragmentarias de Tobias, Eclesiástico y la Epístola de Jeremías. Entre los seudoepigráficos, han aparecido copias del libro de Jubileos, del libro de Enoc y del Testamento de los doce patriarcas. También puede clasificarse como seudoepigráfico al Génesis apócrifo, que es una versión legendaria y elaborada de los relatos de los patriarcas. Otra obra de la cual se han encontrado fragmentos de diversos manuscritos, describe la Jerusalén celestial. En otra obra hay salmos de Josué. También aparecen una visión de Amram (padre de Moisés) y una oración de Nabonido, en la cual agradece al Dios Altísimo por haberlo sanado de una enfermedad de siete años de duración.
El Rollo de cobre
En este rollo de delgada hoja de cobre aparece una larga inscripción que describe los escondites de grandes tesoros de incienso y metal precioso. Se discute si este documento es un registro histórico o una ficción.
Este manuscrito se divide en cuatro secciones. La primera tiene que ver con la pureza ritual; la segunda, con las fiestas religiosas; la tercera, con la construcción del templo – de donde obtuvo su nombre -, y la cuarta, tiene por tema el rey y el ejército de Israel.
Los miembros de la secta debían purificarse mediante la inmersión en agua, comer juntos, estudiar la ley constantemente y vivir una vida santa y piadosa. Entre los manuscritos de Qumrán se han encontrado todos los libros del Antiguo Testamento, excepto Ester, y de varios hay más de una copia. Esto, más el número de comentarios bíblicos, subraya la importancia que la comunidad le daba al estudio de la Biblia. Los reglamentos del Manual de disciplina son similares a los que, según Filón (Que todo hombre probo sea libre 75-91), y Josefo (Antigüedades xviii. l. 18-22; Guerra de los judíos ii. 8.2), tenían los esenios. Por lo tanto, se ha aceptado que la secta de Qumrán era esenia o tenía alguna relación con los esenios. Puesto que Juan el Bautista vivió en las cercanías de Qumrán, y vivió una vida de ascetismo y practicó el bautismo por inmersión, algunos eruditos han sugerido que los esenios influyeron en él. También se han señalado algunas relaciones entre la literatura de Qumrán y el Evangelio de Juan. Es notable el contraste entre “el espíritu de verdad y el del error” y “entre la luz y las tinieblas” que aparecen tanto en el Manual de disciplina como en el cuarto Evangelio (Manual iii. 13-iv. 26; Juan 8:12; 11:10; 12:35; 14:17; 15:26; 16:13). Se han visto otros paralelos entre los escritos de Qumrán y los de Pablo. De especial interés es el uso de los términos “misterio” y “conocimiento”, palabras importantes en el vocabulario de Pablo, que anteriormente se creía que eran de origen gentil (ver Manual de disciplina iii. 2. 6; xi. 3. 6; Romanos 16:25; 1 Corintios 2:7; Efesios 3:3). Ahora se sabe que estos términos se usaban en el culto entre los judíos, lo cual arroja luz sobre el uso que Pablo les dio.
Aunque ya han pasado décadas desde que comenzaron a aparecer los materiales de Qumrán y de las cuevas vecinas, no se ha completado el estudio y la publicación de todos los fragmentos*; sin embargo, el gran volumen de material ya estudiado ha proporcionado valiosa información sobre la secta de Qumràn, y, por lo tanto, sobre el judaísmo de los tiempos de Cristo y ha sugerido interesantes relaciones con el Nuevo Testamento.
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* Un proyecto del Museo de Israel, desarrollado en colaboración con Google, permite, por primera vez en la historia, el acceso directo a los manuscritos desde cualquier parte del planeta. los usuarios podrán consultar y explorar los manuscritos, realizar búsquedas y cargar rápidamente imágenes de alta resolución con un nivel de detalle hasta ahora inalcanzables. Las imágenes vienen acompañadas por textos y vídeos explicativos que aportan información inicial sobre los manuscritos y su historia.
Cuando Salomón Schechter, su descubridor, los publicó¹ en 1910, causaron muchas controversias entre los eruditos, pues eran algo único en su género dentro de la literatura judía. Los eruditos llegaron a la conclusión de que los autores de esta obra pertenecían a una secta que se separó del núcleo principal de los judíos por considerar que ese núcleo se había apartado de la Ley.
Los miembros de la secta se unieron entre sí mediante un “Nuevo Pacto” y practicaban su propia forma de vida y de ritual. Posteriormente salieron de Palestina y emigraron a Damasco.
Unos pocos eruditos opinaron que la secta había sido fundada en el siglo VII d. C.; pero la mayoría de los investigadores que se expresaron en cuanto a este tema situaron su origen entre el siglo II a. C. y 70 d. C.
El Documento de Damasco contiene admoniciones y reglamentos. El sábado debía guardarse de acuerdo con las mismas reglas que observaban los fariseos del período del Nuevo Testamento. Debía evitarse la contaminación causada por baños ritualmente inmundos o alimentos prohibidos, por trato con los gentiles y por fornicación, mientras que se encomiaban la monogamia y la confesión de los pecados. También es evidente que se creía con mucha firmeza en la doctrina de la predestinación, en ángeles buenos y malos, en un Mesías esperado y en una vida eterna.
El descubrimiento y estudio de obras antes desconocidas que eran propiedad de la comunidad de Qumrán en las proximidades del mar Muerto, han puesto en evidencia que el Documento de Damasco provino de esa comunidad y que debiera ser clasificado con la literatura de Qumrán.
Entre los Rollos del Mar Muerto aparecen fragmentos de este Documento, a los cuales se ha llamado Fragmentos sadoquitas.
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¹ “Salomón Schechter los publicó bajo el nombre de Fragments of a Zadoquite Work. La transcripción del texto hebreo iba acompañada de una traducción inglesa, de una introducción y de notas. Schechter publicó igualmente un facsímil de dos páginas de los manuscritos A y B que contenían el escrito. En su introducción, el sabio judío, presidente del Jewish Theological Seminary of America en Nueva York, hacía una revelación sensacional: los fragmentos pertenecían al período del Segundo Templo, y él los databa entre los años 196 a. C. y 176 d. C.”
“En 1913, R. H. Charles publicaba una traducción inglesa precedida de un importante estudio en el tomo II de los Apocrypha and Pseudoepigrapha of the Old Testament. El gran estudioso inglés se lamentaba de la manera poco cuidada en que Schechter había publicado el texto hebreo. Para dieciocho páginas de texto hay dos páginas y cuarto de correcciones (pp. LVII-LIX). Una segunda lista de “corrigenda” se encuentra en las notas de la traducción. Una tercera lista de adiciones y correcciones a la traducción y notas aparece en las pp. LIX-LX. Y, añade Charles, quedan todavía faltas de transcripción que han escapado al primer editor. En estas condiciones se comprende que Charles pidiera con insistencia la publicación de un facsímil del manuscrito completo. Pero, curiosamente, Schechter no sólo no publicó jamás las fotografías de las dieciocho páginas del texto hebreo, sino que estableció un embargo de cinco años sobre el manuscrito, impidiendo así a los especialistas consultar el texto original. Charles mismo, que aportó una serie de correcciones al texto de Schechter, no tuvo jamás acceso al manuscrito de Cambridge. Hubo que esperar hasta 1952 para que S. Zeitlin publicara el facsímil de los Zadoquite Fragments.” Introduccion a la Literatura Esenia de Qumran, pág 61.
La estructura de la oración hebrea es muy simple. Generalmente las oraciones son cortas y están relacionadas entre sí por la conjunción “y“, que también puede traducirse “así“, “pero“, “aun“, “entonces“.
Un ejemplo característico de un gran El número de oraciones cortas está en Génesis 12, donde la palabra “y” se halla 28 veces en los primeros 9 versículos de la versión de Valera revisada y 29 veces en la versión inglesa. En el texto hebreo respectivo, la palabra “y” aparece 32 veces. La diferencia se debe a que los traductores vertieron la palabra varias veces mediante palabras equivalentes.
Otra característica del wholesale mlb jerseys idioma hebreo es la falta de ciertas formas gramaticales. No tiene vocablos compuestos, con excepción de Representation los nombres propios, y una palabra como “terrateniente” sólo se puede expresar por la forma genitiva “tenedor de la tierra”.
El idioma hebreo también es pobre en adjetivos y casi no tiene adverbios, lo cual era un inconveniente para los escritores antiguos cuando expresaban pensamientos abstractos.
El idioma hebreo tiene en común con otros idiomas semíticos, una cantidad de sonidos que no existen en I las lenguas indoeuropeas.
Tiene dos sonidos de h [aspirada] los que se representan con dos caracteres, generalmente transliterados como h y j. También tiene varios sonidos derivados de s, como s, laz, sh, (ts) y s (s suave). Los dos sonidos hebreos ‘alef (transliterado ‘) y ‘ayin (transliterado ‘) wholesale nfl jerseys no tienen equivalentes en BRIT?NICA español ni en inglés. El idioma hebreo originalmente tenía otros sonidos más que posiblemente fueron abandonados antes de la invención de la escritura alfabética hebrea.
Uno de ellos PARA era un segundo ‘ayin, llamado ghayin, que todavía existe en árabe. La existencia de este último sonido en hebreo se puede reconocer porque los nombres “Gaza” wholesale jerseys y “Gomorra” comienzan ambos con la misma consonante ‘ayin, como también el nombre de Elí, el sumo sacerdote.
Sólo mediante las antiguas traducciones de la Biblia (la Septuaginta griega y la Vulgata Gutschein latina) sabemos que el nombre de la ciudad condenada donde vivió Lot se pronunciaba “Gomorra” y no “Omorra”, y que el nombre del sumo sacerdote del tiempo de Samuel era “Elí” y no “Guelí”.
El hebreo es una rama de la gran familia de antiguos idiomas semíticos que se hablaban Krant en Mesopotamia, Siria, Palestina y Arabia. Está muy estrechamente relacionado con los idiomas hablados por los antiguos cananeos, fenicios y sirios, y es casi idéntico a los de los moabitas, edomitas y amonitas.
El idioma hablado por los naturales de Canaán apenas si se diferenciaba code del hebreo bíblico. Una característica interesante El que el hebreo comparte con todos los idiomas semíticos es que la mayoría de sus palabras básicas contienen tres consonantes.
El hebreo escrito de los tiempos bíblicos consistía sólo en consonantes:
NLPRNCPCRDSLSCLSLTRRLTRRSTBDSRDNDVCLSTNBLSSTBN
SBRLFZDLBSMLSPRTDDSSMVSBRLFZDLSGSDJDSSELLZFLL
“En el principio wholesale jerseys creó Dios los cielos y la tierra. Biblia Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.” (Génesis 1:1-3).
El alfabeto hebreo tiene muchas letras que se parecen mucho entre sí. Observe por ejemplo, la íntima similitud entre las letras siguientes:
Las vocales se añadieron cuando el hebreo ya se había convertido en lengua muerta, varios siglos después de Cristo, en un esfuerzo para preservar el conocimiento de cómo se había hablado el idioma. Esas vocales, conocidas como puntos vocálicos, eran puntos y signos añadidos sobre, debajo y en el centro de las letras consonantes. Las variaciones en las formas verbales son producidas generalmente por un cambio en la vocalización, es decir en el sonido de las vocales.
Por ejemplo, en español, el tiempo presente del verbo cantar, canto, se puede transformar en el pasado canté y en el imperativo canta, meramente por el cambio de la vocalización.
El verbo escribir en hebreo, contiene tres consonantes: k-t-b.
Los ejemplos que siguen mostrarán cómo se generan diversas formas verbales mediante el uso de vocales, sin necesidad de alterar las tres consonantes básicas:
katab, (él) ha escrito ketob, ¡escribe! (imperativo) koteb, escribiendo katub, está escrito katob, escribir.
En la mayoría de los casos, los pronombres wholesale nba jerseys personales se añaden al verbo como prefijos o sufijos. Así la forma “he escrito”, wholesale mlb jerseyskatab-ti, consiste en la raíz básica katab y la terminación –ti, que representa el pronombre; y “escribiré”,‘e-ktob, en el prefijo ‘e – y la raíz ktob.
Estas formas gramaticales cortas son la razón para que las oraciones hebreas sean breves, compactas y expresivas.
Por ejemplo, el séptimo mandamiento, “No cometerás adulterio” (Éxodo 20:14), consiste en tres palabras en castellano, pero sólo dos en hebreo: lo’ tin’af.
Esta brevedad de las expresiones en hebreo se advierte especialmente en las partes poéticas del Antiguo Testamento.
En la mayoría de los casos, el texto hebreo emplea la mitad de las palabras usadas en la traducción inglesa. Por ejemplo, el Salmo 23 tiene 57 palabras en la Biblia hebrea, pero tiene 103 en español (versión Valera revisada) y 122 en inglés (versión King James); Job 30: 22 tiene sólo seis palabras en hebreo, pero tiene 14 en la versión en español y 18 en inglés.