El Documento de Damasco

El Documento de Damasco

Fragmentos sadoquitas

En la geniza o guenizá (recinto para depositar manuscritos en desuso) de una sinagoga de El Cairo se descubrieron, a fines del siglo XIX, muchos valiosos manuscritos judíos de los comienzos de la Edad Media. Había allí dos textos parcialmente idénticos, de una secta judía cuyos miembros, a falta de un nombre más exacto, han sido llamados “sadoquitas” o “pactantes de Damasco”. El Manuscrito se encuentra actualmente en la Biblioteca de la Universidad de Cambridge, clasificado con la sigla T.S. (Taylor-Schechter Collection) 10 K 6 y T. S. 16.311.

Cuando Salomón Schechter, su descubridor, los publicó¹ en 1910, causaron muchas controversias entre los eruditos, pues eran algo único en su género dentro de la literatura judía. Los eruditos llegaron a la conclusión de que los autores de esta obra pertenecían a una secta que se separó del núcleo principal de los judíos por considerar que ese núcleo se había apartado de la Ley.

Los miembros de la secta se unieron entre sí mediante un “Nuevo Pacto” y practicaban su propia forma de vida y de ritual. Posteriormente salieron de Palestina y emigraron a Damasco.

Unos pocos eruditos opinaron que la secta había sido fundada en el siglo VII d. C.; pero la mayoría de los investigadores que se expresaron en cuanto a este tema situaron su origen entre el siglo II a. C. y 70 d. C.

La estrecha relación de estos manuscritos con el seudoepigráfico Testamentos de los doce patriarcas, el Libro de los jubileos y el Libro de Enoc indican que tuvieron su origen en la época de los Macabeos o a comienzos del período romano.

El Documento de Damasco contiene admoniciones y reglamentos. El sábado debía guardarse de acuerdo con las mismas reglas que observaban los fariseos del período del Nuevo Testamento. Debía evitarse la contaminación causada por baños ritualmente inmundos o alimentos prohibidos, por trato con los gentiles y por fornicación, mientras que se encomiaban la monogamia y la confesión de los pecados. También es evidente que se creía con mucha firmeza en la doctrina de la predestinación, en ángeles buenos y malos, en un Mesías esperado y en una vida eterna.

El descubrimiento y estudio de obras antes desconocidas que eran propiedad de la comunidad de Qumrán en las proximidades del mar Muerto, han puesto en evidencia que el Documento de Damasco provino de esa comunidad y que debiera ser clasificado con la literatura de Qumrán.

Entre los Rollos del Mar Muerto aparecen fragmentos de este Documento, a los cuales se ha llamado Fragmentos sadoquitas.

4Q271, uno de los fragmentos del Documento de Damasco encontrados en Qumrán.

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¹ “Salomón Schechter los publicó bajo el nombre de Fragments of a Zadoquite Work. La transcripción del texto hebreo iba acompañada de una traducción inglesa, de una introducción y de notas. Schechter publicó igualmente un facsímil de dos páginas de los manuscritos A y B que contenían el escrito. En su introducción, el sabio judío, presidente del Jewish Theological Seminary of America en Nueva York, hacía una revelación sensacional: los fragmentos pertenecían al período del Segundo Templo, y él los databa entre los años 196 a. C. y 176 d. C.”

“En 1913, R. H. Charles publicaba una traducción inglesa precedida de un importante estudio en el tomo II de los Apocrypha and Pseudoepigrapha of the Old Testament. El gran estudioso inglés se lamentaba de la manera poco cuidada en que Schechter había publicado el texto hebreo. Para dieciocho páginas de texto hay dos páginas y cuarto de correcciones (pp. LVII-LIX). Una segunda lista de “corrigenda” se encuentra en las notas de la traducción. Una tercera lista de adiciones y correcciones a la traducción y notas aparece en las pp. LIX-LX. Y, añade Charles, quedan todavía faltas de transcripción que han escapado al primer editor. En estas condiciones se comprende que Charles pidiera con insistencia la publicación de un facsímil del manuscrito completo. Pero, curiosamente, Schechter no sólo no publicó jamás las fotografías de las dieciocho páginas del texto hebreo, sino que estableció un embargo de cinco años sobre el manuscrito, impidiendo así a los especialistas consultar el texto original. Charles mismo, que aportó una serie de correcciones al texto de Schechter, no tuvo jamás acceso al manuscrito de Cambridge. Hubo que esperar hasta 1952 para que S. Zeitlin publicara el facsímil de los Zadoquite Fragments.” Introduccion a la Literatura Esenia de Qumran, pág 61.

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