Filón de Alejandría

La Septuaginta (LXX), Filón y Josefo

Filón de Alejandría

Filón (o Filón Judeo) es uno de los mejores ejemplos de los eruditos y filósofos judíos que actuaron bajo la influencia del helenismo. Era un hombre de carácter noble y mente amplia.

Filón nació en Alejandría, quizá entre los años 20 al 10 a. C., creció en la atmósfera de una cultura cosmopolita y de los mejores modelos judíos de pensamiento y estudio, tal vez pertenecía al linaje sacerdotal y pudo haber sido fariseo. Murió alrededor del año 50 d. C.

Moisés fue para Filón el más grande de los antiguos como pensador, legislador y exponente de la verdad divina. Creía que Moisés era el exponente fidedigno de verdades que la filosofía vehementemente había procurado en vano desarrollar.

 

Deutsch: Philo(n) von Alexandria English: Philo of Alexandria – André Thevet (1502-1509): Les vrais pourtraits et vies des hommes illustres grecz, latins et payens (1584) http://www.archive.org/details/lesvraispourtrai01thev

André Thevet (1502-1509): Les vrais pourtraits et vies des hommes illustres grecz, latins et payens (1584)

Para Filón, el resultado deseable del estudio filosófico era comprender la enseñanza de Moisés como la revelación de Dios y la base de la verdad. El propósito de Filón fue destacar esa verdad que el creía que en parte estaba claramente presentada en el libro de Moisés, y en parte sólo en forma embrionaria. Para lograr esto, en su exégesis de las enseñanzas mosaicas aplicó el método alegórico que ya se cultivaba en los círculos literarios alejandrinos; con frecuencia llevó esta alegorización a su expresión extrema.

La influencia del pensamiento filosófico no judío, especialmente el de Platón, dominó fuertemente a Filón. Las referencias a Dios como a un Ser con pies, manos o rostro eran para él un puro antropomorfismo, es decir, era atribuirle características humanas sólo como figuras de dicción.

Filón procuró eliminar todo esto pues creía que no era literalmente verdadero. Dios era “el Ser por esencia”, absolutamente simple, en el cual no se debía pensar como una realidad material sino espiritual, o más bien metafísica. Para Filón la verdadera razón era el Logos.

No personificó al Logos, sino que evidentemente lo reconoció como el Espíritu de Dios. Filón nunca unió las ideas del Logos y del Mesías en una persona divina como lo hizo en forma tan decidida Juan (Juan 1:1-3, 14). La enseñanza moral de Filón, influida por la Torah y por el estoicismo, presenta, humanamente hablando, una quintaesencia de lo mejor de la interpretación que se había ido acumulando de la ley judía.

Creía que el fin supremo del hombre es investigar la voluntad de Dios y cumplirla. Sostenía que la familia, la comunidad y el desarrollo mejor logrado del yo son oportunidades para que todo hombre de espíritu correcto se ejercite en el bien.

La influencia de Filón fue tan extensa, que las enseñanzas de los cristianos platónicos Clemente y Orígenes de Alejandría muestran su impacto cerca de dos siglos más tarde.

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The Works of Philo Judaeus

OBRAS COMPLETAS DE FILÓN DE ALEJANDRÍA (pdf)

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La Septuaginta

Josefo

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Testimonios de judíos del primer siglo

HISTORIA DEL CANON BÍBLICO

I – ANTIGUO TESTAMENTO

Testimonios de judíos del primer siglo

Filón de Alejandría

Filón de Alejandría (murió por el año 42 DC) era un filósofo judío que escribió en el tiempo de Cristo. Sus obras contienen citas de 16 de los 24 libros de la Biblia hebrea. Puede ser accidental que sus escritos no contengan citas de Ezequiel, Daniel y las Crónicas y otros cinco libros pequeños.

El historiador Josefo, escribiendo por el año 90 DC, hizo una declaración importante acerca del canon, en su obra Contra Apión:

“Por esto entre nosotros no hay multitud de libros que discrepan y disienten entre sí; sino solamente veintidós libros, que abarcan la historia de todo tiempo y que, con razón, se consideran divinos. De entre ellos cinco son de Moisés, y contienen las leyes y la narración de lo acontecido desde el origen del género humano hasta la muerte de Moisés. Este espacio de tiempo abarca casi tres mil años. Desde Moisés hasta la muerte de Artajerjes, que reinó entre los persas después de Jerjes, los profetas que sucedieron a Moisés reunieron en trece libros lo que aconteció en su época. Los cuatro restantes ofrecen himnos en alabanza de Dios y preceptos utilísimos a los hombres.”¹ (Flavio JosefoContra Apión, Libro I, 8).

Supuesto retrato romano de Flavio Josefo

Necesita una explicación la declaración de Josefo referente a que la Biblia de los judíos contenía 22 libros, porque se sabe que había realmente 24 libros en la Biblia hebrea antes de él y en su tiempo. Su división de 5 “libros de Moisés”, 13 libros de “profetas” y 4 libros de “himnos a Dios y preceptos para la conducta de la vida humana”, sigue más de cerca el orden de la Septuaginta que el de la Biblia hebrea; proceder comprensible puesto que escribió para lectores que hablaban griego. Pero la base de su declaración -que la Biblia hebrea tenía 22 libros- se debió probablemente a una práctica hebrea que surgió entre algunos que procuraban ajustar el número de libros de las Escrituras de acuerdo con el número de las letras del alfabeto hebreo. Probablemente Josefo computó a Rut junto con Jueces, y Lamentaciones junto con Jeremías, o posiblemente dejó afuera dos de los libros que pueden haberle parecido de poca importancia.

Otro autor judío de ese tiempo, que escribió la obra espuria llamada 4 Esdras (apócrifo), es el primer testigo que indica que el número de libros de la Biblia hebrea era 24 (cap. 14:45).

Hacia el fin del siglo I o comienzos del II, se celebró un concilio de eruditos judíos en Jamnia, al sur de Jaffa, en Palestina. Ese concilio fue presidido por Gamaliel II, junto con el rabí Akiba, el erudito judío más influyente de ese tiempo, y que fue el espíritu rector de la asamblea.

Puesto que algunos judíos consideraban ciertos libros apócrifos como de igual valor que los libros canónicos del Antiguo Testamento, los judíos querían colocar su sello oficial sobre un canon que había existido inmutable por un largo tiempo y que -así lo sentían- necesitaba ser resguardado contra posibles adiciones.

Por lo tanto, este concilio no estableció el canon del Antiguo Testamento sino sólo confirmó una posición sostenida durante siglos en cuanto a los libros de la Biblia hebrea. Con todo, es cierto que, en algunos sectores, fue cuestionada la canonicidad del Eclesiastés, Cantares, Proverbios y Ester. Pero el mencionado rabí Akiba eliminó las dudas con su autoridad y elocuencia, y esos libros mantuvieron su lugar en el canon hebreo.

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¹ “For we have not an innumerable multitude of books among us, disagreeing from and contradicting one another, [as the Greeks have,] but only twenty-two books, which contain the records of all the past times; which are justly believed to be divine; and of them five belong to Moses, which contain his laws and the traditions of the origin of mankind till his death. This interval of time was little short of three thousand years; but as to the time from the death of Moses till the reign of Artaxerxes king of Persia, who reigned after Xerxes, the prophets, who were after Moses, wrote down what was done in their times in thirteen books. The remaining four books contain hymns to God, and precepts for the conduct of human life.” Web: Early Jewish Writings, Flavius Josephus Against Apion, Book I, 8; o FLAVIUS JOSEPHUS OF THE ANTIQUITY OF THE JEWS. AGAINST APION. BOOK I, 8.

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LA HISTORIA DEL CANON DEL BÍBLICO

I – ANTIGUO TESTAMENTO

Introducción

El canon

División antigua y moderna del Antiguo Testamento

Antes del exilio en Babilonia

En el tiempo de Esdras-Nehemías

Entre Nehemías y los Macabeos

Desde los Macabeos hasta Cristo

El testimonio de Cristo y los apóstoles

Testimonios de judíos del primer siglo

En la iglesia cristiana primitiva

La iglesia católica y los apócrifos

Criterios protestantes acerca del canon

Resumen

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Antigua Literatura Judía – Introducción

Antigua Literatura Judía

Introducción

Los cuatro siglos de historia judía desde la conquista de Alejandro Magno (332 a. C.) hasta la destrucción del templo de Jerusalén (70 d.C.) fueron un período de considerable actividad religiosa, política e intelectual. No es, pues, sorprendente que también se caracterizaran por un notable conjunto de producciones literarias, muchas de las cuales aún existen.

Esas obras son de naturaleza religiosa, pues la religión estaba entretejida en todos los aspectos de la vida judía. Al mismo tiempo reflejan acentuadamente las tendencias políticas e intelectuales de ese tiempo.

La literatura de este período está constituida por:

(1) Libros conocidos como “apócrifos” y “seudoepigráficos”, que consisten de literatura sapiencial, relatos patrióticos, hechos históricos y obras apocalípticas;

(2) los escritos de la comunidad de Qumrán (probablemente esenios), la mayoría de los cuales provienen de las cuevas descubiertas cerca de mar Muerto;

(3) los tratados alegóricos de Filón de Alejandría, el teólogo-filósofo helenístico;

(4) las obras de Josefo.

Después de la destrucción del templo, y más aún después de que fue sofocada la revolución encabezada por Simón Barcoquebas (132-135 d. C.), la vida y el pensamiento de los judíos experimentaron profundos cambios.

Como habían terminado tanto el ritual del templo como su existencia como entidad política, los judíos concentraron sus energías intelectuales en un esfuerzo para no ser absorbidos cultural y racialmente por el mundo gentil; y lo hicieron dando énfasis a los aspectos legales de su vida religiosa y ocupándose minuciosamente en ellos, tendencia que ya tenía una larga historia, especialmente entre los fariseos.

Si bien es cierto que al principio sus disposiciones legales fueron preservadas mayormente mediante la tradición oral, desde comienzos del siglo II tomaron una forma literaria definida, y en el siglo VI ya se habían convertido en lo que ahora se conoce como el Talmud, la compilación tradicional de la ley judía.

Junto con el Talmud surgió un extenso comentario tradicional judío de las Escrituras conocido como el Midrash (o Midrás). Una buena parte de esto resultó de la exposición del Antiguo Testamento en las sinagogas. La literatura proveniente del Midrash no alcanzó su forma final hasta aproximadamente el año 1000.

Se tratará brevemente cada uno de estos tipos de antigua literatura judía.

Los Apócrifos 

Los Seudoepigráficos 

La Literatura de la Comunidad del Qumrán 

La Septuaginta, Filón y Josefo 

Los tárgumes 

El Talmud

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