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Los tárgumes

Antigua literatura judía

Los tárgumes

Así como los judíos del mundo romano fuera de Palestina llegaron a sentir la necesidad de una traducción griega del Antiguo Testamento, así también muchos judíos en Palestina – en los siglos posteriores al exilio – se dieron cuenta que no podían entender la Biblia en hebreo y que necesitaban una traducción al arameo. Movidos por sus tendencias más conservadoras, durante siglos se abstuvieron de hacer esta traducción, pero sí dependían de traducciones orales de los pasajes bíblicos que eran leídos durante los servicios sabáticos en las sinagogas. Después de que un pasaje era leído en hebreo, se lo traducía al arameo. Esas traducciones orales quizá comenzaron a escribirse antes del tiempo de Jesús, y con toda certeza en el siglo I d. C. Se las conoce como tárgumes o sea “interpretaciones”.

Puesto que éstas son pruebas documentales del carácter del texto hebreo que se traducía, los tárgumes tienen cierto valor en el estudio textual del Antiguo Testamento.

También son importantes porque con frecuencia revelan cuáles pasajes del Antiguo Testamento eran considerados por los judíos como profecías mesiánicas, ya que los tárgumes no sólo consisten de traducciones sino también de paráfrasis y comentarios.

En esta forma revelan cómo interpretaban los judíos hace 15 o más siglos ciertos textos que no pueden ser entendidos fácilmente por el texto hebreo existente. Los tárgumes más antiguos quizá fueron los que tratan de la Torah o los cinco libros del Pentateuco.

El tárgum mejor conocido acerca del Pentateuco es Tárgum de Onkelos, o Tárgum Babilónico. Onkelos, tradicionalmente considerado como el autor de este tárgum, frecuentemente es identificado con Aquila, el famoso alumno del rabino Akiba. Aquila es autor de una traducción muy literal del Antiguo Testamento al griego.

Texto intelinear del Libro de Números 6:3–10 en hebreo y Arameo del Tárgum de Onquelos en la Biblioteca Británica. - A portion of the Penteteuch in Hebrew, British Library Oriental MS. 1,497 containing Numbers 6:3-10, dated 12th century. Lines of the Penteteuch alternate with the Targum ascribed to Onkelos.
Texto intelinear del Libro de Números 6:3–10 en hebreo y Arameo del Tárgum de Onquelos en la Biblioteca Británica.
– A portion of the Penteteuch in Hebrew, British Library Oriental MS. 1,497 containing Numbers 6:3-10, dated 12th century. Lines of the Penteteuch alternate with the Targum ascribed to Onkelos.

El tárgum de Onkelos también es sumamente literal, pero contiene algunas secciones que son parafraseadas. Aunque está en duda su verdadera paternidad literaria, parece que originalmente fue escrito en Palestina y editado más tarde en Babilonia.

Otro tárgum del Pentateuco que es bien conocido es el del Seudo-Jonatán, llamado así porque se le atribuyó erróneamente a Jonatán ben Uzziel, el más distinguido alumno de Hillel; y también se le da el nombre de Yerushalmi I, pues fue compuesto en Palestina quizá después del siglo VII. Es una traducción con mucha paráfrasis que introduce varias ideas legales y filosóficas.

Otro tárgum palestino parafrástico del Pentateuco es el Yerushalmi II, también llamado Tárgum Fragmentario porque sólo se han conservado porciones de él. El tárgum de los profetas que mejor se conserva lleva el nombre de Jonatán, pero los eruditos han encontrado evidencias de que fue preparado en Babilonia por el rabino José en el siglo IV d. C.

Los tárgumes de los “escritos” – la tercera sección de la Biblia hebrea – aparecieron mucho más tarde. Parece que nunca se escribieron tárgumes de los libros de Daniel, Esdras y Nehemías.

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Enlaces externos:

Jewish Encyclopedia – TARGUM

Pentateuchal Targumim: Targum Pseudo-Jonathan/Targum Onkelos

Antigua Literatura Judía – Introducción

Antigua Literatura Judía

Introducción

Los cuatro siglos de historia judía desde la conquista de Alejandro Magno (332 a. C.) hasta la destrucción del templo de Jerusalén (70 d.C.) fueron un período de considerable actividad religiosa, política e intelectual. No es, pues, sorprendente que también se caracterizaran por un notable conjunto de producciones literarias, muchas de las cuales aún existen.

Esas obras son de naturaleza religiosa, pues la religión estaba entretejida en todos los aspectos de la vida judía. Al mismo tiempo reflejan acentuadamente las tendencias políticas e intelectuales de ese tiempo.

La literatura de este período está constituida por:

(1) Libros conocidos como “apócrifos” y “seudoepigráficos”, que consisten de literatura sapiencial, relatos patrióticos, hechos históricos y obras apocalípticas;

(2) los escritos de la comunidad de Qumrán (probablemente esenios), la mayoría de los cuales provienen de las cuevas descubiertas cerca de mar Muerto;

(3) los tratados alegóricos de Filón de Alejandría, el teólogo-filósofo helenístico;

(4) las obras de Josefo.

Después de la destrucción del templo, y más aún después de que fue sofocada la revolución encabezada por Simón Barcoquebas (132-135 d. C.), la vida y el pensamiento de los judíos experimentaron profundos cambios.

Como habían terminado tanto el ritual del templo como su existencia como entidad política, los judíos concentraron sus energías intelectuales en un esfuerzo para no ser absorbidos cultural y racialmente por el mundo gentil; y lo hicieron dando énfasis a los aspectos legales de su vida religiosa y ocupándose minuciosamente en ellos, tendencia que ya tenía una larga historia, especialmente entre los fariseos.

Si bien es cierto que al principio sus disposiciones legales fueron preservadas mayormente mediante la tradición oral, desde comienzos del siglo II tomaron una forma literaria definida, y en el siglo VI ya se habían convertido en lo que ahora se conoce como el Talmud, la compilación tradicional de la ley judía.

Junto con el Talmud surgió un extenso comentario tradicional judío de las Escrituras conocido como el Midrash (o Midrás). Una buena parte de esto resultó de la exposición del Antiguo Testamento en las sinagogas. La literatura proveniente del Midrash no alcanzó su forma final hasta aproximadamente el año 1000.

Se tratará brevemente cada uno de estos tipos de antigua literatura judía.

Los Apócrifos 

Los Seudoepigráficos 

La Literatura de la Comunidad del Qumrán 

La Septuaginta, Filón y Josefo 

Los tárgumes 

El Talmud

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