Esta obra fue escrita en hebreo indudablemente por un fariseo o esenio durante la segunda mitad del siglo II a. C., aunque se han sugerido fechas tanto anteriores como posteriores a ésta.
Es un extenso comentario de Génesis y Éxodo escrito con un enfoque legalista.
Es de particular interés su enseñanza acerca del reino mesiánico venidero, que es concebido como una evolución gradual hasta que el hombre y la naturaleza alcancen la perfección, la felicidad y la paz.
Los hombres alcanzarán entonces a vivir mil años, y cuando mueran, sus espíritus entrarán en un estado de eterna bienaventuranza.
Se descubrió un fragmento de esta obra entre los manuscritos del mar Muerto en la caverna I de Qumrán.