Para favorecer las creencias fundamentales del judaísmo, el autor presenta un concepto escatológico de Dios.
Dios es uno y único; no tiene instrumentos intermediarios; únicamente él es el juez final.
Los israelitas son una raza elegida, y la ley es una dádiva especial para ellos después de haber sido rechazada por otros mundos.
Como el amor de Dios por Israel excede a su amor por cualquier otro pueblo, los israelitas son sus verdaderos representantes para la humanidad.
En este libro hay también un relato fabuloso (cap. 14: 19-48) donde se dice que Nabucodonosor quemó la ley durante la destrucción de Jerusalén, pero que Esdras dictó, por inspiración divina, un nuevo ejemplar de ella a sus escribas.
Se cree que 4 Esdras fue escrito a fines del siglo I d. C.